
Ahora, por aquello de la aritmética parlamentaria, ha resultado que los presupuestos del Gobierno vasco están en manos del diputado de UPyD Gorka Maneiro. Se dice que también del PP, pero no es cierto. Imaginemos el ambiente en estos momentos en la sede del PNV, el partido en el poder. ¿Por quién estará preocupado el lehendakari Urkullu? ¿Por el PP o por UPyD? Los populares siempre han transigido a cambio de salir en la foto y poco más. Si, cuando eran decisivos con el PSE en el Gobierno no fueron capaces de imponer cambios profundos, ¿cómo creer que van a hacerlo ahora?
Muy distinta es la posición del UPyD. Ya ha demostrado en muchas ocasiones y distintas instituciones que si su voto es decisivo, lo ejercerá con responsabilidad. Es decir: a cambio de mejoras significativas en las políticas públicas. Y las reclamaciones, que en ningún caso tendrán que ver con prebendas personales o partidistas, se plantearán con transparencia. Maneiro ya hizo saber cuáles eran sus 16 exigencias. Y, como muestra de que habla en serio, su voto ya fue decisivo ayer en una cuestión histórica: el Parlamento Vasco aprobó ayer una iniciativa del PSE que le faculta para debatir sobre fiscalidad. Hasta ahora, se consideraba que esta materia correspondía a las diputaciones forales. UPyD apoyó la iniciativa, que se aprobó por un solo voto.
Aquí conviene hacer un inciso. Votaron en contra PP y PNV, y a favor – además de UPyD y PSE – EH Bildu. Algunos ya están cayendo en el mensaje simplón tipo "UPyD se une a Bildu". No es así. UPyD nunca se une ni se deja de unir a nadie. Vota lo que le parece coherente proponga quien proponga la iniciativa, con una excepción: que sea de los testaferros de ETA. Otra cosa es lo que hagan los testaferros con su voto. Evidentemente, UPyD no tiene poder sobre eso, ni tampoco interés alguno.
Si en algún lugar de España ha podido demostrar UPyD la utilidad de su voto, es en Asturias. Gracias al pacto de gobernabilidad firmado entre el PSOE y el partido magenta, la Junta General del Principado está investigando muy seriamente el caso Marea, un asunto de corrupción que afecta a miembros del ejecutivo autonómico anterior a Álvarez Cascos, un ejecutivo que era también socialista. Además, se ha puesto en marcha un proceso para la reforma de la Ley Electoral asturiana.
La influencia del único diputado magenta, Ignacio Prendes, se ha notado ya en muchos de los asuntos tratados por la Junta. Hoy mismo, ha arrancado del Gobierno de Javier Fernández el compromiso de reformar la ley de función pública en el plazo de dos meses, con el objetivo de limitar el número de cargos de libre designación que pueden nombrar las administraciones. Fernández, que ya se había comprometido a esto en el pacto con UPyD, estaba demorando la iniciativa, lo que obligó a Prendes a presentar la suya. A la vista de que podía salir adelante con los votos de PP y Foro, el gobierno asturiano ha reaccionado, por lo que UPyD ha retirado su iniciativa.
El diputado nacional de UPyD Toni Cantó resumió ayer en un debate de televisión la importancia que tiene un partido pequeño: representar a muchos ciudadanos, defender propuestas que los otros partidos "no querrían ver ni en pintura" y llevar a cabo parte de su programa gracias al juego de las mayorías parlamentarias. Para tener capacidad de influencia es muy bueno tener muchos diputados, pero hay algo más importante aún: tener principios y estar dispuesto a defenderlos.