"¡Miserable humanidad! Vuélvese en ti manantial de crímenes la noble empresa acometida sin esfuerzo bastante para llevarla a cabo".
M. Tamayo y Baus.
Tengo el firme convencimiento de que, en este país, en esta misma tierra donde nacimos y dimos nuestros primeros pasos aquellos que tuvimos la fatalidad de vivir, de niños, la Guerra Civil de 1.936; se están gestando lo que se podría considerar como el caldo de cultivo de la discordia que, a medida que la situación política de la nación se va tensando, puede ir evolucionando en una revolución solapada de las izquierdas que están demostrando seguir los mismos caminos que dieron lugar a los aciagos acontecimiento y sangrientos sucesos de aquellos tiempos que precedieron al levantamiento del 18 de julio de 1.936. Afortunadamente, las circunstancias y los entornos en los que España y sus ciudadanos se mueven, en plena UE, vigilados de cerca por nuestros vecinos europeos y controlados, desde Bruselas y el ECOFIN, cada uno de nuestros movimientos en cuestiones financieras, económicas y sociales; no parece posible que se nos consintiera regresar a aquella época de asesinatos en las calles, de ausencia de autoridad y caos ciudadanos.
A los ciudadanos de a pie, que votamos al PP en las pasadas elecciones del 20N, cada día que pasa, cada nuevo acontecimiento del que tenemos conocimiento, cada documento salido de esta caja de Pandora que ha abierto este personajillo de opereta bufa, Luis Bárcenas, antiguo tesorero del PP – un individuo que pudiera considerarse hasta gracioso y ridículo si quisiéramos compararlo con los grandes delincuentes como, por ejemplo, el señor Victor Lustig, "el rey de los estafadores", que logró vender dos veces la Torre Eiffel y fue capaz de engañar al mismísimo Al Capone; o como el famoso Bernard Madoff que inventó un engaño que consistía en captar inversionistas a los que se les ofrecía importantes ganancias algo que atraía a nuevos inversores. Aquel dinero realmente no se invertía para hacerlo producir sino que, con él, se pagaban los supuestos dividendos a los nuevos engañados. Así consiguió crear unas estafa que llegó a los 50.000 millones de dólares (en ella cayeron Pedro Almodóvar o Steven Spilberg, entre otros.) – se nos hace muy difícil pensar, por mucho que nos empeñemos y por mucha buena fe y voluntad que queramos poner en ello que, detrás de esta trama Gürtel, no existieran actuaciones irregulares o que, al menos, lo parecen…
Quizá no todas la irregularidades que se han sacado a relucir sean ciertas; puede que no se hayan pagado todas las cantidades que van apareciendo en dinero negro, y, acaso, tampoco se hayan llegado a recaudar tantos millones de forma irregular, como daría a entender la fortuna, la enorme fortuna, que el mangante Bárcenas ha llegado a acumular en paraísos fiscales, a costa de un PP que, o estaba en Babia o no se preocupaba de cómo conseguía su tesorero la financiación o tenía a algún otro topo metido en la trama encargado de tapar enredos. En todo caso, aún sabiendo que lo de la financiación irregular es una práctica extendida, no solamente en España, sino en muchos otros países; aún admitiendo que el dinero conseguido ha sido donado voluntariamente por los mecenas que lo hicieron y que es, infinitamente menos dramático, cuantioso, impactante y repulsivo, que el caso del PSOE en Andalucía, donde la juez Alaya, con más valor que el Alcoyano, ha destapado y sigue haciéndolo, una de las tramas de corrupción más grandes de las que han existido en España. El de los ERE's fraudulentos, organizados por los sindicatos y socialistas andaluces, con subvenciones destinadas a trabajadores en paro.
¿Cuánto hay de cierto en toda esta trama? Si quieren mi opinión: no importa. Sea cierto o no, el gobierno del señor Rajoy y su equipo ha actuado, a mi modesto entender, de la peor forma en la que se podía hacer. En primer lugar no ha sabido coger el toro por los cuernos, como le pedía la señora Aguirre, aprovechando para hacer limpieza a fondo desde un principio. Quizá hubiera resultado menos doloroso, traumático y menos humillante hacer una remodelación de algunos de los miembros del Gobierno o del aparto del PP. El señor Rajoy, siguiendo su costumbre, ha escurrido el bulto y el resto de sus ministros se han visto obligados a enfrentarse con mil frentes, incluida toda una oposición empeñada en sacar beneficios de tan suculento filón. Han negado, una y otra vez, lo que ahora, al menos en algunos puntos, parece que tienen que reconocer que es verdad. Los e.mails de Rajoy a Bárcenas, son de una contundencia difícilmente discutible.
La situación está adquiriendo, cada vez más, tintes oscuros y ya son muchos, en el PP, los que están reclamando soluciones drásticas antes de que, el partido, en continua caída en intención de voto, se encuentre en una situación irreversible, gracias a la mala gestión y la torpeza de sus dirigentes; que no han sabido afrontar con decisión una situación que se les está judicializando y que amenaza ir a más si, las investigaciones de Ruz, siguen aflorando nuevos documentos que estrechen el cerco en torno al líder el PP, señor Mariano Rajoy. Si Zapatero ha conseguido poner a España en una situación económica, financiera y social como esta en la que nos encontramos; resulta difícil tener que aceptar que, en casi dos años de legislatura, con una mayoría absoluta y habiendo realizado unas duras reformas que parece comienzan a dar fruto, por culpa de una política errada del señor Rajoy, estemos abocados a una situación límite.
Lo malo es que, el Presidente del PP, se ha dejado atrapar en una encerrona. Primero salió a dar unas someras explicaciones sobre el tema en las que lo negó todo con energía. Ahora que, a medida de que el traidor Bárcenas va soltando trapo, y cuando el señor Rubalcaba, eufórico, aprovecha hasta el menor resquicio que logra sacar de la instrucción del juez Ruz para pedir a Rajoy que dimita o que salga a dar las debidas explicaciones; se enfrenta a dos soluciones igualmente malas para él y su partido. Si accede a asistir al Parlamento para dar explicaciones, la oposición se jactará de que ha sido ella la que le ha obligado, con la amenaza de una moción de censura, Si no comparece, dará la sensación de que no puede dar una versión satisfactoria de todo aquello de lo que le está acusando Bárcenas. ¿Existe el código imbatible?, se le pregunta al experto "Sí –contesta – uno en que la longitud de la clave es igual a la longitud del mensaje y si la clave se elige aleatoriamente, es indescifrable", responde este especialista.
Desgraciadamente, ha llegado un punto en el que, los que votamos al PP, debemos exigirles a sus dirigentes que se dejen de zarandajas, renueven la cúpula del partido, descarguen toda la inmundicia que llevan acumulando durante años, e inserten savia nueva, reincorporen a algunos viejos valores de los que han prescindido de una forma incomprensible y dejen que, desde abajo, se intente reorganizar un partido de derechas, con personas no contaminadas que sepan regenerarlo basándose en los principios básicos que siempre tuvo a gala el partido fundado por el señor Fraga Iribarne. No hay tiempo para más disquisiciones inútiles. O así es, señores, como debe intentar cortar con energía este nudo Gordiano, de tan enigmática y urgente solución. O, al menos, eso es lo que pienso al respecto.
Miguel Massanet Bosch