María Dolores de Cospedal este viernes en los Juzgados de Toledo. | Efe
- Cuando fue elegida 'número dos', encarnaba la renovación del PP
- Cospedal receló siempre del poder y la influencia de Bárcenas
- El escándalo del ex tesorero ha dañado su credibilidad dentro y fuera del PP
Lucía Méndez | (Publicado en El Mundo, aquí)
La número dos del PP llegó al cargo con inmejorables referencias y un futuro muy prometedor. Lo tenía todo para triunfar: joven, mujer, firme, buena imagen, perfecta dicción, abogada del Estado y ademásencarnaba la renovación del PP. Qué lejos quedaba todo eso en el juzgado de Toledo donde el viernes 18 de octubre se enfrentó a través del plasma con Luis Bárcenas. "El demandado" –así lo llamó ella- se presentó como el caballero que siempre quiso ser. Declaró desde la cárcel de Soto del Real a través del plasma, pero la imagen bien podía corresponder a la reunión del Comité Ejecutivo del partido. Traje elegante, corbata a la última y el pañuelo en el bolsillo de la americana que suelen llevar los gentiles hombres de su clase social. No era un preso preventivo, sino el tesorero que fue.
Para alivio de Mariano Rajoy y de La Moncloa, el caso Bárcenas se ha convertido –en este momento procesal- en un duelo al sol entre Cospedal y el ex tesorero. Mientras el resto de los dirigentes del PP han huido en lo posible del enfrentamiento personal y directo con el ex tesorero, ella busca el cuerpo a cuerpo. Es un hecho que, hasta este momento, las pruebas de cargo más contundentes entregadas por Luis Bárcenas al juez la acusan a ella. Concretamente esos 200.000 euros que recibió el gerente del PP de Castilla-La Mancha con un recibí destinados a la campaña de la presidenta regional y que han desaparecido.

Comparecencia de Bárcenas a través de la tele de plasma en los juzgados de Toledo. | Efe
En 'La reina de la Torre de Marfil', la biografía autorizada escrita por el periodista Antonio Martín Beaumont, se dice lo siguiente sobre María Dolores de Cospedal: "Es capaz de clavar una espada toledana en el corazón de sus enemigos mientras saca tiempo de debajo de las piedras para estar con su hijo". Desde el minuto uno chocó con Luis Bárcenas. Cuando aún era Luis, el tesorero fiel y leal a Mariano Rajoy. Cospedal receló siempre del poder y la influencia del ahora "demandado".
Hace ya muchos meses que María Dolores de Cospedal se ha dado cuenta de que Luis Bárcenas es un enemigo más temible de lo que pensaba. Ni siquiera encarcelado está siendo fácil clavarle la espada toledana que la número dos del PP ha empleado con otros enemigos. El recorrido del escándalo ha dañado seriamente la imagen de la secretaria general y su credibilidad dentro y fuera del partido. La secretaria generalestá cada día más sola en su torre de marfil.
Desde que EL MUNDO publicó los sobresueldos en b que, según Bárcenas, percibían los máximos dirigentes del PP hasta que El País dio cuenta de los papeles, María Dolores de Cospedal ha querido separar su línea de defensa de la del resto de sus compañeros de partido. Haciendo honor al relato que ella misma ha construido de mujer valiente de armas tomar, quiere demostrar que nunca cobró sobresueldos, pero no pone la mano en el fuego por los demás compañeros de partido acusados por Bárcenas.
Por eso se siente perseguida por aquéllos que a lo mejor sí los cobraron cuando eran amigos del ex tesorero. Aquéllos que mandaron en el PP y ahora no pueden soportar que mande una mujer valiente como ella. Se ve a sí misma como la pieza a batir, la heroína encerrada en la torre que repele los ataques de los bárbaros. Su guión sólo tiene una falla: ella asumió sin rechistar el sueldo de 20.000 euros al mes que siguió cobrando Bárcenas cuando dejó de ser tesorero. Lo decidieron Rajoy y Arenas, según declaró ante el juez Ruz, pero ella se tropezó al explicarlo como un "finiquito en diferido". Y esa expresión la perseguirá allá donde vaya.
De alguna forma, la actitud de Cospedal contribuye a extender la sospecha sobre los que no se enfrentan a Bárcenas en los tribunales.Cada palo que aguante su vela. Aunque, bien mirado, para todos los que la rodean en el Comité de Dirección, la escena del juzgado de Toledo sólo la enfoca a ella. Y así, Mariano Rajoy puede seguir hablando de la subida de la Bolsa y del comercio exterior sin que nadie le importune con los SMS o los sobresueldos. Una misma realidad se puede ver de muchas formas. María Dolores de Cospedal se muestra ante sus colaboradores doloridamente orgullosa de defender su honor y de ser la única capaz de plantar cara a la corrupción, aunque sea visitando los juzgados y reverdeciendo un caso que Mariano Rajoy pretende enterrar bajo una losa de mil kilos.