"Ládreme el perro y no me muerda" Anónimo
Algunos de los que peinamos canas habíamos pensado, ilusoriamente, que aquellos tiempos que precedieron a la Guerra Civil española, aquella época tenebrosa de inseguridad ciudadana, de crímenes callejeros, de chantajes y amenazas, de quema de conventos y violaciones de monjas, era sólo un pasado de triste memoria que todos quisiéramos olvidar y dar por enterrado. Sin embargo, la Historia es tozuda y, para muchos que parecen desconocerla, no cumple aquella función ejemplarizante que hizo que el gran Cicerón pronunciara aquella frase: "Historia est vita memoriae, magistra vitae." (La Historia es la vida de la memoria, la maestra de la vida)". Es evidente que aquellas heridas que debieron haber cicatrizado después de 75 años, siguen latentes en algunos para los que la palabra perdón no existe y el concepto de reconciliación le resulta tan ajeno como el propio sentido común.
Por desgracia, en esta endeble democracia que nos hemos dado los españoles, siguen existiendo individuos a los que su cerrazón mental les impide distinguir entre derechos y deberes y se creen investidos de la facultad de saltarse las leyes, incumplir las normas, avasallar a los demás y proferir insultos impunemente, valiéndose de una inmunidad que deriva, precisamente, de encontrarse en un Estado democrático que les permite expresarse aunque, en el caso al que me refiero, es evidente que la zafiedad, la incultura y el lenguaje soez han sido tan patentes que, por si solos, que bastan para desacreditar a la persona que se ha creído que, por ser diputado y figurar como miembro de una comisión de investigación del Parlamento catalán, ya tiene patente de corso para, abusando de sus prerrogativas y demostrando la baja categoría de individuo que, prescindiendo de los modos parlamentarios, se atreve a lanzar una andanada de improperios, insultos e inconveniencias, más propias de un patán que de una persona civilizada que, además es un cargo político al que se le supondría un mínimo de nivel cultural y sentido común.
Los insultos al señor Rato, que había acudido voluntariamente a la cita de la comisión del Parlamento catalán, para exponer sus puntos de vista sobre el caso Bankia; presuponen, para empezar, adelantarse a la resolución que, en todo caso deberá, en su día, dictar el juez del caso en el que está involucrado el señor Rato. En consecuencia, significa tomarse la ley por su mano y dar por juzgada y condenada a una persona que, por lo menos, aparte de su indudable categoría como ex miembro de un gobierno democrático, se le debe conceder la presunción de inocencia; que no puede soslayarse por el simple hecho de que, un cualquiera, se arrogue el derecho a poner de chupa de dómine a una persona, simplemente, por tener una manifiesta ojeriza en contra de ella. Un personaje que ignora los límites que existen, para cualquier miembro de una comisión de investigación, en cuanto a la forma de formular las preguntas de manera educada; medir las consecuencias que pudieran tener e, incluso, valorar la posibilidad de las consecuencias legales que su incontinencia verbal le pudiera representar; representa un evidente caso de incompetencia. El señor David Fernández , de CUP, se olvidó, seguramente, del lugar en el que se encontraba y pensó, que estaba en un chiringuito con sus amigotes y, por ello, utilizó sin mesura un lenguaje más propio de un chulo de barrio que el de una persona educada y con buenos modales.
Es evidente que el esgrimir, amenazante, una sandalia ( lo mismo hubiera podido ser un objeto contundente o un arma) profiriendo frases como: "¿Sabe lo que hacen en Irak con esto, como símbolo de humillación y desprecio al poder del poder?, "¿Usted tiene miedo? Y cuando Rato le contestó "¿A quien, a usted? Añadió "No, a perderlo todo, como millones de familias ( en España) y a que un día la gente se harte" finalizando, cada vez más airado "Nos veremos en el Infierno. Su Infierno es nuestra esperanza … Hasta pronto ganster, fuera de la Mafia". Por si no bastara se añadió el ataque del diputado de ICV, Joseph Vendrell que, con parecidas formas, le espetó al señor Rato la siguiente lindeza: "élite carroñera". ¡Un espectáculo denigrante al que la dirección del CUP, en lugar de intentar excusarse por tan impresentable actuación de su diputado, ha añadido fuego al tema al considerar que la acepción de "ganster" es la apropiada para calificar la actuación del señor Rato en Bankia!
Lo que ocurre es que, cuando los españoles que residimos en Catalunya vemos la clase de políticos que forman parte del parlamento catalán ( no todos por supuesto, pero sí los que llevan la voz cantante) y observamos que, con toda probabilidad, en un supuesto caso de que llegaran a adquirir la independencia que reclaman, serían los que formaran parte de un gobierno, evidentemente de izquierdas ( olvídense de que, en el caso de que se formase un Estado catalán, los de CDC o UD pudiesen formar un gobierno mayoritario de personas de centro o derechas, algo que, conociendo la gran mayoría de izquierdas del pueblo catalán, sería prácticamente un milagro que sucediese), no podemos menos que imaginarnos lo que sería vivir en una especie de guetto, sometidos a la voluntad de semejantes individuos, expoliados a impuestos y sometidos toda clase de vejaciones.
Nadie, en su sano juicio, puede pensar que, si la presidenta de la Comisión del Parlament, a la que nos venimos refiriendo, fue incapaz de poner orden y hacer callar a tan díscolo diputado; las izquierdas catalanas, redimidas de la tutela del Estado español –tal y como sucedió cuándo se produjo el levantamiento del 18 de Julio de 1.936 – dejaran de aprovechar la ocasión para pasar cuentas, como hicieron los miembros de la CNT y la FAI, con aquellos a los que todavía no han sido capaces de perdonar por la derrota que les infringieron las tropas de Franco en 1.939. Evidentemente, un país de semejantes característica sería de todo punto inviable en una Europa de las naciones, en la que la simple posibilidad de que esto sucediera ya les pone los pelos de punta.
Y, una vez más tenemos que denunciar que, a medida que en Catalunya el sentimiento separatista se hace más popular y la propaganda de los nacionalistas va consiguiendo más adeptos, el gobierno del señor Rajoy sigue pensando que es posible dialogar con ellos y que, mediante unos cuantos millones de euros, va a conseguir taparles la boca e impedir que sigan en su deriva secesionista. Parece mentira que todavía no se hayan enterado de que ya no está en manos del señor Mas o del señor Durán parar lo que se ha convertido en algo que ya ha superado a aquellos que se quisieron valer de ello para chantajear al Estado. ¡No, señores, la marea ya ha creado la gran ola que avanza por su propia inercia y no hay fuerza en Catalunya que sea capaz de hacer que vuelva atrás. Han esperado tanto que no les va a quedar más que dos soluciones: o aplican el artículo 155 de la Constitución o, en su defecto, el 8º o no les va a quedar otro remedio que ceder a sus pretensiones secesionistas. Naturalmente que todos sabemos cual sería el final de semejante embrollo. O esta es, señores, la triste realidad de la que nada bueno podemos esperar.
Miguel Massanet Bosch