"En toda revolución hay dos clases de personas: las que la hacen y las que se aprovechan de ella" Napoleón Bonaparte
Si hace poco menos que dos legislaturas nos hubieran dicho que aquella nación próspera, en plena actividad económica, considerada y admirada por el resto de naciones europeas, gran amiga del gobierno de los EE.UU de América y puesta como ejemplo en todo el Mundo por la rapidez con la que, el gobierno del señor Aznar, la había sacado de una situación de penuria económica y social, para en apenas 17 meses presentarla en Europa con los deberes hechos para que, la exigente UE, no tuviera más remedio que rendirse ante aquel milagro económico; después de dos legislaturas en manos de los socialistas del señor Rodríguez Zapatero, estaría en pelan crisis, en uno de los últimos lugares de Europa, desprestigiada y pendiente de que se nos ayudara para sacar a flote a nuestra banca, es muy posible que hubiéramos tachado de loco y estúpido a quien nos lo hubiera dicho.
Sin embargo, la cruda verdad, la realidad de nuestra situación económica, financiera, social y política no hacen más que confirmar que, la situación de nuestro país, es preocupante. El gobierno del señor Rajoy se ha tenido que enfrentar, con mayor o menor tino, a una situación que, sin duda, hubiera exigido de cualquier gobierno, del color que fuese, un esfuerzo sobrehumano para: primero, evitar el rescate que estuvimos a punto de necesitar y, después, recobrar o, al menos intentar hacerlo, el prestigio ante el resto de países, que han tardado en convencerse de que, en realidad, nos hemos ajustado a lo que se nos pedía desde Bruselas y hemos empezado a luchar contra el déficit, aunque ello nos lleve a endeudarnos cada vez más.
Por desgracia, la colaboración del resto de partidos del arco político de la nación, no sólo ha sido nula, sino que la mayoría de ellos se ha desvivido para poner todos los obstáculos que han tenido a su disposición para intentar que, el Gobierno, fracasase en su penosa tarea de verse obligado a exigir al pueblo español una serie de sacrificios que, en otro país, no se hubieran aceptado por las buenas. Por si faltara algo en tan negro panorama, los nacionalismos exacerbados, especialmente el catalán, han querido aprovechar la aparente debilidad del Ejecutivo para plantearle el desafío separatista; labor en la que siguen empeñados y en la que continúan avanzando, cada vez más, ante la aparente pasividad de un gobierno que parece perplejo ante esta situación y que no se atreve a actuar con contundencia ( algo que debiera haber hecho a los primeros síntomas o sea desde el momento en que el gobierno catalán dejó de cumplir las sentencias judiciales en un claro desafío al Estado de Derecho).
Es cierto que tampoco se puede decir que, el señor Rajoy, se haya precipitado o haya sido un ejemplo en cuanto a diversos temas como el aborto; el tema de las bodas gay; la reducción del aparato estatal; el caso Gurtel; el tema valenciano y el propio asunto de la financiación autonómica, que duerme el sueño de los justos, mientras quien saca la tajada mayor es, precisamente, la comunidad catalana, que sigue chantajeando al Gobierno, amenazando con la consulta independentista, mientras continúa sacando las subvenciones, a cargo del Tesoro de la nación, ante la indignación del resto de autonomías que ven con desespero que, por haber cumplido con el objetivo del déficit, se ven castigadas con un recorte de la financiación que les hubiera correspondido.
Sin embargo, parece que se avecina una nueva amenaza. El hecho evidente de que, el señor Pérez Rubalcaba, haya optado, ante su falta de liderazgo dentro de su propio partido, por dar una nueva vuelta de tuerca en su acercamiento a la izquierda más extrema, está creando una nueva correlación de fuerzas de modo que, el partido que tiene a su izquierda política, la IU del señor Cayo Lara, se haya sentido amenazado precisamente en el momento en el que sus perspectivas electorales van mejorando notablemente; de modo que, según las encuestas, doblaría su representación en el Parlamento con un 12% de los votos. Los votos que está consiguiendo le vienen, mayoritariamente, de los que, a la vez, va perdiendo el PSOE debido a la carga que representa para dicho partido un señor Rubalcaba que goza de la mayor antipatía y desprestigio de todos los electores.
El señor Cayo Lara no va a consentir que le invadan su terreno y, por ello, siguiendo el ejemplo de su más inmediato adversario político, el PSOE, ha virado con un fuerte golpe de timón que lo ha lanzado, juntamente con su formación, a las cavernas del más rancio y demodé comunismo marxista, equiparándose a los regímenes socialistas de la Venezuela del señor Maduro, la Bolivia de Evo o la Cuba de los Castro. Las propuestas de IU ante sus electores, para las próximas elecciones europeas, no pueden ser más preocupantes: "lucha de clases", "rebelión anticapitalista", "poder popular". Para Lara Europa es la culpable de todos los males de España; también ataca a la troika y la política de austeridad. Disgustado por todo lo que, para él, no es más que un contubernio capitalista, no duda en proponer: suspender pagos y romper con Europa (imitando el default de Argentina en el 2001) y la "Europa del euro". Propone construir una "Europa alternativa"; nacionalizar sectores estratégicos; democratizar el BCE; reducir edad de jubilación; crear una banca pública; control sindical de los convenios colectivos. En una palabra, este "insigne" economista y comunista vuelve a la rebelión de los soviéticos del año 1.917. No sabemos si también intentará implantar los procesos de "depuración" encargados a las famosas checas y la KGB. Pero de lo que no cabe duda es que han elegido el método más rápido y traumático para que, de una sola patada, la CE nos enviara a los infiernos y nos condenaría a la más espantosa miseria.
Los rusos necesitaron aproximadamente 72 años para darse cuenta del fracaso de su política de estatalización de la economía pero, aplicando el plan propuesto por el señor Cayo Lara, puede estar seguro de que, en menos de un año, ha conseguido acabar con España algo que, con toda seguridad, alegraría mucho a los catalanes puesto que les permitiría alcanzar su objetivo de independizarse de España. Si no fuese porque una gran parte de españoles parece que está con él y que la marcha de las empresas sigue sin activarse y, en consecuencia, el desempleo se mantiene en niveles preocupantes, podríamos tomarlo a broma o chirigota y recomendarle que mantuviese su boca cerrada y estudiase la carrera de Economía antes de desbarrar como lo hacer, pero, señores, hay mucha gente desesperada que no ve futuro alguno y que ya está agotando su paciencia. Lo mismo sucedería si los catalanes lograran su independencia, porque quienes gobernarían serían los de ERC de ideas parecidas, si no más avanzadas, a las del orate comunista.
Evidentemente que, a Europa, no le interesa en manera alguna tener un vecino a imitación de la antigua URRS y, mucho nos tememos que optaría por aislarnos y establecer una barrera entre nosotros y el resto de la UE. Pero no bajemos la guardia porque el peligro de una involución comunista no se puede despreciar ni tomar a broma. Somos muchos los que todavía tenemos presentes lo que fueron los antecedentes de los sucesos que tuvieron lugar a partir de 1.931, de los asesinatos, los robos a mano armada, las torturas y las vejaciones que recibieron los de derechas y los religiosos en manos de aquellos milicianos antifascistas, dueños de vidas y haciendas. O así es como valoro, señores, esta inquietante y desequilibrante noticia.
Miguel Massanet Bosch