«Le voy a contar una anécdota: en un mitin del PSOE me giré y le pregunté a uno de los jóvenes que estaban de atrezzo en el escenario: ¿De qué agrupación eres? Yo, de ninguna, me respondió, me ha traído una empresa». El expresidente madrileño Joaquín Leguina usó ayer esta anécdota en el Aula de Cultura de ABC de la Fundación Vocento para lanzar un grito a los partidos destinado a que «saquen las manos» de la viscosa administración de contratos, origen de muchos de los casos de corrupción que estamos viviendo en España en los últimos 20 años. «Hay que confiar en los funcionarios, que son muy difíciles de corromper».
El encargado de presentar su conferencia «Historia de un despropósito. ¿Tiene arreglo la corrupción política?» fue el exministro y expresidente del Congreso José Bono, que le definió como un lenguaraz «inmoderado» pero muy necesario para España y, en particular para el PSOE. Los dos veteranos socialistas comparten la enemistad de Alfonso Guerra desde finales de los 80 y se intercambiaron continuos guiños.
Leguina cree que el PSOE y el PP no han aprendido nada del delito de «lesa democracia» que es la corrupción, como demuestra, dijo, el caso Bárcenas veinte años después de que estallara el caso Filesa en las filas socialistas.
Ya en el debate con los asistentes, el expresidente madrileño no rehuyó hablar sobre la situación actual de su partido: «La vuelta al poder pasa por hacer un entierro de primera a ciertas ocurrencias (de la época Zapatero) y no por pisarle los callos a Cayo Lara», comentó. Izquierda Unida «tiene su espacio» y ha de ser así, y el PSOE no gana nada yéndose a la izquierda, añadió.
Bipartidismo necesario
Joaquín Leguina resaltó que ahora está de moda decir que el bipartidismo ha muerto, pero cree que España no debe confundir los problemas de los dos partidos mayoritarios con la muerte de un sistema que proporciona «alternancia y estabilidad». «El bipartidismo no es malo y si a me dan a elegir entre el sistema británico y el italiano, no tengo ninguna duda: el británico». No obstante, el político madrileño piensa que aunque haya una extrema izquierda radical nadie en el PSOE está por el enfrentamiento en la calle y, por tanto, no hay riesgo de un enfrentamiento como el que desembocó en la Guerra Civil. «Las clases medias», que son mayoritarias, lo impedirían.
Bono aprovechó la respuesta a una pregunta del público sobre la bandera para reconocer que «en España tenemos un problema con los símbolos» y que le da envidia ver cómo un alcalde francés se pone la banda con la tricolor francesa mientras que él no puede declararse «patriota» en una campaña electoral.