
¿Qué ha dicho la portavoz de UPyD para ofender a Antich hasta hacerle perder la compostura y pronunciarse de una forma tan de macho ibérico? Que en Cataluña hay falta de libertad para los que no son nacionalistas. Hace tiempo que a los líderes del soberanismo y a sus portavoces en los medios se les fue la mano con la retóricaNo es el primer prohombre vinculado al nacionalismo que muestra su irritación con Díez por afirmar tal cosa. Durante una fiesta organizada por el diario El Mundo en Barcelona con motivo del día del libro, el consejero autonómico de Educación, Ferràn Mascarell, la increpó exactamente por el mismo motivo. La violencia verbal con la que estos próceres se emplean contra quien señala el problema sirve de ilustración a lo denunciado, aunque no sea tal su propósito.
El caso es que hace apenas unas semanas, Díez tuvo que testificar en un juzgado de Sabadell por la agresión que sufrió en la Universidad Autónoma de Barcelona durante la celebración de un acto público. Este fin de semana, el líder del PSC, Pere Navarro, recibió un puñetazo durante una ceremonia religiosa celebrada en Tarrasa. Hoy se ha sabido que el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, también fue agredido e insultado hace unas semanas cuando paseaba por Barcelona. La sede de UPyD en esta ciudad ha sufrido un gran número de ataques. Durante el último, un asalto perpetrado por varias decenas de jóvenes exaltados, resultó lesionado un miembro del partido. No es la única formación que ha sufrido la violencia: PP, Cs o PSC también han visto atacadas distintas sedes.
Suele recordarse en estos casos que un día unos energúmenos franquistas boicotearon un acto nacionalista en una librería catalana situada en la madrileña calle de Alcalá y agredieron al diputado de CiU Josep Sánchez-Llibre. Aquellos hechos recibieron la repulsa inmediata y unánime de todo el arco parlamentario, de los medios de comunicación y de la ciudadanía. Nadie escurrió el bulto. Es una lástima que ocurra exactamente lo contrario cuando la violencia se produce en Cataluña y está vinculada al nacionalismo.
Está profundamente equivocado quien crea que callando se va a solucionar la falta de libertad en Cataluña
Hace tiempo que a los líderes del soberanismo y a sus portavoces en los medios se les fue la mano con la retórica. Ahora les molesta que alguien denuncie la violencia, la falta de libertad, la coacción, la expulsión de una parte de los ciudadanos del especio público. Prefieren negarlo con cajas destempladas. Pero los hechos son los que son. Los insultos y las amenazas, si antes tenían una frecuencia semanal, ahora se producen a diario. La situación está degenerando.
No es la primera vez que el nacionalismo termina provocando violencia y falta de libertad: lo sorprendente sería lo contrario. Pero contra esto no caben las equidistancias ni los silencios. Navarro se equivocó al asignar a Artur Mas y a Mariano Rajoy la misma responsabilidad en el aumento de la tensión política. Es Mas quien ha apretado el botón de autodestrucción. Y Fernández Díaz no debió ocultar lo que le ocurrió a él, menos todavía cuando se trata del ministro del Interior, miembro de un gobierno legitimado por los votos de los españoles y por la Constitución. Cuando le golpean a él también golpean a la democracia. Ni siquiera consta que haya interpuesto denuncia contra su agresora.
En Cataluña falta libertad lo diga o no lo diga Rosa Díez. Pero está profundamente equivocado quien crea que callando se va a solucionar el problema. En España nos sobran ejemplos que demuestran cómo el silencio y la indiferencia son los mejores aliados para los violentos y los intolerantes. UPyD seguirá denunciándolo sin descanso, por mucho que moleste a los Antich o a los Mascarell.