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Abstención es rendición

Publicada el mayo 20, 2014 por admin6567
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Editorial de UPyD (Ver aquí)
Se suele interpretar la abstención en las elecciones como la medida del descontento ciudadano con la política o con el sistema. Sin embargo, es una interpretación dudosa. Uno puede abstenerse como forma de protesta, pero también puede hacerlo porque le surge un imprevisto, porque se olvida de que hay elecciones, porque no sabe ni qué se elige o porque prefiere pasar el día en el campo. Dicho de otra forma: partiendo simplemente del número de ciudadanos que ha preferido no votar no se puede saber si una sociedad está enfadada o sencillamente es apática.

Igual que los ciudadanos exigen responsabilidad a los políticos, deben demostrarla cuando tienen que votar

Es evidente que en España existe cierto enfado con los partidos políticos. Pero, ¿de verdad es tanto como se dice? ¿Hasta qué punto la actitud tipo "todos son iguales" o "ya no me creo nada" es sincera? ¿No es posible que sea una especie de parapeto moral, un caparazón bajo el que protegerse de nuevos desengaños? Como recordaba ayer mismo el cabeza de lista de UPyD, Francisco Sosa Wagner, igual que los ciudadanos exigen responsabilidad a los políticos, deben demostrarla ellos mismos cuando tienen la posibilidad. Especialmente en las elecciones. Si alguien va abstenerse debería hacerlo siendo consciente de las consecuencias.

Quizás haya quien crea que si la abstención es muy alta, los partidos políticos que han protagonizado la corrupción y el fracaso de España se echarán a temblar o a llorar de impotencia. En absoluto. Si obtienen un porcentaje de votos aceptable para ellos (pongamos igual o superior al 60% entre PP y PSOE) al día siguiente seguirán haciendo exactamente lo mismo que hasta ahora. La abstención une a los indignados con los apáticos, confundiendo el disgusto de los primeros con la indiferencia de los segundos. Ellos, el bipartidismo, lo saben y lo utilizan a su favor. No hay un mensaje inteligible al que se tengan que enfrentar. Y si lo hay, se harán los sordos.

Por otra parte, lo de que "todos son iguales" es sencillamente falso. No es igual el partido que suspende en transparencia que el que saca un sobresaliente. No es igual el que plantea reformas contra la corrupción que el que las tumba. En ocasiones, la falta de información o la manipulación de los medios públicos o concertados puede llevar a la confusión al votante desatento. Pero la información está disponible, sobre todo cuando hablamos de un partido que, como UPyD, ha obtenido 9 puntos sobre 10 en la valoración que hace Transparencia Internacional.

Tal vez se piense que estas elecciones son prescindibles, que los asuntos europeos nos son ajenos. Quien piensa así se equivoca gravemente. Las decisiones que vienen de Bruselas tienen efectos fundamentales sobre nuestras vidas diarias. A largo plazo, además, la Unión Europea es la única que puede proteger a sus 500 millones de habitantes de las inclemencias de la globalización y aprovechar sus ventajas para crear nuevas oportunidades. Como suele recordar Maite Pagaza, los países son demasiado pequeños para influir en el mundo moderno. Si la UE no ha logrado todavía ser el actor internacional que podría, se debe también a la miopía y los intereses particulares del bipartidismo europeo.

El ciudadano que se queda en casa está izando, quizás sin saberlo, la bandera blanca de la rendición

Los problemas que sufrimos los españoles -desde el paro hasta la corrupción- los han creado, sobre todo, PP y PSOE. UPyD no ha gobernado todavía, pero ha dado muestras más que sobradas de coherencia en sus decisiones. Votar es elegir. No votar también. Tal y como ha resumido Rosa Díez, quien se abstiene está indultando a los corruptos y a los que han conducido a la sociedad española a la postración. No les está castigando, sino dándoles un respiro, reforzando su comportamiento. Da igual lo que digan: la abstención les beneficia. El ciudadano que se queda en casa está izando, quizás sin saberlo, la bandera blanca de la rendición.
Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
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