
En Europa existió un pacto por la igualdad y por la seguridad económica. Las reformas necesarias y la creación de las instituciones del Estado democrático y social se llevaron a cabo tanto por socialdemócratas como por demócrata-cristianos y tuvierno el apoyo por los liberales (en la medida de su influencia). Era una política transversal. Por motivos que no procede explicar aquí, este consenso se ha ido agotando, y su actual debilidad ha pasado factura a los partidos tradicionales en toda la Unión Europea, pero quizás algo más a los partidos de la izquierda moderada. No son capaces de articular un discurso igualitario coherente y compatible con la realidad. En España, en particular, sus propuestas se han visto desvirtuadas por su renuncia a la idea de España como paraguas común que a todos nos protege. Ahora, Edu Madina, el candidato más conocido para liderar el PSOE, dice que está a favor de la consulta independentista en Cataluña. Siempre que sea legal, claro.
La secesión de Cataluña tendría consecuencias desastrosas para los ciudadanos de la región, pero también para el resto de españoles. Así lo lleva explicando UPyD muchos meses, antes incluso de que publicara A favor de España. El coste de la ruptura, libro en el que se abordan los efectos de la independencia desde diversas perspectivas. Los ciudadanos del resto de España perderían una parte de su país. Además, económica y socialmente, la secesión sería un desastre para todos. Pese al eslogan del España nos roba, Cataluña no contribuye a la caja común mucho más de lo que le correspondería. Se trata de una comunidad con una renta mayor que la media. Es de esperar que contribuya también por encima de la media. La igualdad se basa en que los que más tienen aportan más que el resto, vivan en Madrid, Bilbao o Barcelona. Por lo tanto, la cuestión de la legalidad no agota el debate sobre la consulta. Aunque fuera legal, estaríamos jugando con las pensiones, los servicios y las prestaciones de todos los españoles. Entre otras cosas.
¿Sería aceptable para Madina que los ricos españoles dijeran que se quieren independizar? Es de suponer que no. Posiblemente argumentaría que los ricos no tienen una lengua propia ni un sentimiento de pertenencia largamente cultivado. Estos hechos diferenciales, como cualquier otro, caben en cualquier sistema democrático. En cambio, aceptar la falacia del derecho a decidir supone asumir que la satisfacción de ese ansia diferenciadora (sea genuina o, más frecuentemente, artificial) tiene prioridad frente a la igualdad de los ciudadanos. El candidato socialista, al inclinarse ante el nacionalismo, muestra nula comprensión de lo que ha ocurrido en Europa en los últimos cien años. Y de la enfermedad de su propio partido.
En la defensa de la unidad de España, como en la lucha por un Estado del bienestar solvente, la igualdad es y seguirá siendo la clave
La secesión no es un problema separado del resto. Si llegara a suceder sería un golpe mortal a la igualdad en nuestro país. Sería un nuevo y terrible foco de paro y pobreza. No sólo en Cataluña, sino en toda España. No se puede clamar contra los recortes y mostrarse comprensivo con los que quieren llevar a cabo el gran recorte: el que separaría el noreste del resto del Estado. En la defensa de la unidad de España, como en la lucha por un Estado del bienestar solvente, la igualdad es y seguirá siendo la clave.