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Secesión es corrupción

Publicada el octubre 2, 2014 por admin6567
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Editorial de UPyD (Ver aquí)
Por más que lo nieguen los nacionalistas, hay un vínculo íntimo entre la corrupción y la secesión. No sólo porque la consulta ilegal convocada porArtur Mas tenga mucho de estratagema para escapar del cerco que la justicia está cerrando sobre él mismo, los Pujol y CiU, sino porque en la secesión de Cataluña sería no una, sino tres estafas, como ha señalado el diputado de UPyD Carlos Martínez Gorriarán.

Llama la atención que un proceso cuya retórica ha estado repleta de superioridad moral esté conducido por una élite corrupta

 
Llama la atención poderosamente que un proceso cuya retórica ha estado repleta hasta lo empalagoso de supuestos valores y de superioridad moral esté conducido por una élite corrupta. A Mas le gusta compararse conLuther King, Ghandi o el rey David, pero si estos personajes han pasado a la historia, si fueron líderes morales, fue por su ejemplaridad. Si el reverendo King hubiera malversado las donaciones de sus seguidores, si Ghandi hubiera aceptado sobornos de los británicos o si David hubiera vendido secretos militares a los filisteos nadie los tendría hoy como referencias. Es más, de haberse sabido en sus tiempos puede que la gente que les siguió hubiera dejado de hacerlo.

¿Cómo es posible que no salte algún resorte? ¿A nadie de los que secunda la falacia del derecho a decidir le choca que sus líderes estén implicados en tantos y tan graves escándalos? ¿A nadie le preocupa que el nuevo Estado pueda estar gobernado desde el inicio por defraudadores y estafadores? La única explicación racional a este fenómeno es que toda la parafernalia de "valores", toda la retórica pseudodemocrática no es más que el envoltorio de algo mucho más prosaico, menos inspierador, mucho más sucio.

La secesión es un proceso íntegramente corrupto, liderado por defraudadores y de bases antidemocráticas

 
Si preguntan a los que defienden la secesión por sus motivos, muchos hablarán del envoltorio: la falacia del derecho a decidir, los antecedentes históricos adulterados, las diferencias culturales. Bajo el envoltorio del discurso oficial subyace algo que no se le escapa a nadie: el España nos roba, la xenofobia, la insolidaridad. Subyace la evidencia de que los Estados modernos sólo se justifican por el bien que causan a los ciudadanos -seguridad, libertad, igualdad, prosperidad- y no por hechos diferenciales. Y subyace que cuando alguien se dice diferente quiere decir superior.

Pese a envoltorios y parafernalias, la secesión es un acto que avergüenza a quien lo comete. Supone decir a los que hasta hace poco eran sus compatriotas: "ya no quiero vivir con vosotros. Me da igual lo que os pase. No me chuparéis más la sangre". Lo que ocurre es que así expresado tiene mala venta. Resulta más bonito decir "yo quiero votar". Sin embargo, esta naturaleza insolidaria y mentirosa explica por qué el llamado proceso soberanista está regido por defraudadores con cuentas en Liechtenstein, Suiza y Andorra. Explica por qué se antepone la creación de un nuevo Estado a la regeneración democrática. Es que la calidad de la democracia les da igual. Si no fuera así, no pretenderían incumplir la Constitución ni plantearían un referéndum con preguntas-trampa.

La secesión es un proceso íntegramente corrupto, liderado por defraudadores y de bases antidemocráticas. Sin duda, esto hay que explicarlo y denunciarlo, para evitar que personas de buena fe queden capturadas por la retórica y los envoltorios. Pero antes que nada, la corrupción hay que combatirla. Por eso Rosa Díez anunció el sábado sendas querellas de UPyD contra los Pujol (padre e hijo) y estará muy pendiente por si Artur Mas cometiera algún delito en el transcurso de este disparate al que ha conducido al país. Porque la única forma de acabar con la corrupción es aplicar la ley y la palabra.

Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
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