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Los vanidosos de La Parra de las Vegas. 6 (por Juan Andrés Buedo)

Publicada el febrero 26, 2019septiembre 11, 2025 por Juan Andrés Buedo
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Personajes populares

La vida se acaba y el tiempo se aleja, afortunadamente los recuerdos perduran. Justamente son estos los que me traen -ahora que me sobra algo de tiempo y muchas ganas de hacer cultura entre los lugareños de La Parra y sus descendientes- hoy a escribir estas líneas. Arrancan pensando en los personajes populares de este pueblo, que, para hacer justicia, nunca ha dado a nadie que trascienda al nivel de cuantos se sintetizan en la baraja anterior. Mirándolos se me cruza la mirada y traspongo ahí la figura de decenas de lugareños que han dado sentido a mi vida y a mis mejores recuerdos.

Veo al Herrero, al Posadero, a Víctor (cuyo local fue tienda, salón de bailes y casino en la plaza del pueblo), a la Pepa y su casa de ociosidad placentera -con sus comidas envidiadas, ¡qué cordero!, tan delicioso-, a Aurelio y a la Costan (los sucesores de Víctor), al horno y sus manos maestras, al Alguacil… Pero, sobre todo, veo a Catón. Santo y seña de muchos jóvenes de mi generación durante no pocos veranos en La Parra.

Tertulia con Catón

Las tertulias con Catón eran para grabarse, pero no había vídeo entonces. Por eso he traspuesto esta requetecopia de una foto que ha recorrido muchísimos años -y en muchos ámbitos- numerosos sitios de España. Las veladas con él, no es que fueran simpáticas, sino que sobrepasaban las narraciones del mejor Quevedo.

Ahí estamos las y los de mi pandilla junto a él. Riendo desenfadadamente, dispuestos a mixtificar su experiencia con la nuestra, con el fin de descansar las neuronas y disponerlas para iniciar otro curso escolar fuera de La Parra; sobre todo en los duros momentos de preparar aíslados y solos unos exámenes paulatinamente más difíciles.

La historia de un lugar no puede contarse sin la historia de los personajes populares, como ocurió en La Parra con Catón, un símbolo irrepetible de identidad local. Claro que no era, por ejemplo, un Van Gogh.

Van Gogh-La Noche Estrellada

Pero Catón era un signo imperecedero de cuantiosos valores locales de la cultura popular tradicional parreña, una modalidad de vida que transmitía sustancia, generaba anécdotas o chascarrillos y producía ánimos para seguir queriendo toda la historia que nos precedía. Algo que me incita también a recordar mi infancia, y con ella trasbordar el cuadro que Murillo dedicó a los niños comiendo uvas y melón.

Niños Comiendo Uvas y Melón-Murillo.

En nuestra etapa juvenil, sin darnos cuenta, Catón nos generaba "cultura" (limpiamente, como él la vivía y la entendía), y, entre réplicas de mi hermano Nino o de mi primo Manolo, los demás tertulianos reíamos hasta la extenuación. Convencidos de que aquello también era cultura, como años después comprobé a través de las lecturas de uno de los antropólogos más relevantes, Edward Burnett Tylor, que, en sentido amplio y tomada en su valor etnográfico, es ese complejo total que incluye conocimientos, creencias, arte, moral, ley, costumbres y otras aptitudes y hábitos adquiridos por el hombre como miembro de la sociedad.

He intentado pues, a través de las palabras anteriores, esquematizar mi idea y reconocimiento de un personaje popular en La Parra. Para cuantos pasábamos junto a él muchas horas no quedaba en un ser vulgar o de mal gusto, porque en el fondo tenía un gran corazón y poseía una amplia sabiduría adyacente a la gente pretérita del pueblo.

Personaje popular no sólo es aquel que queda en la memoria del pueblo por sus anécdotas, su picaresca, o su humor lugareño, sino también es aquel que se recuerda por su oficio, por sus habilidades o sus aptitudes; puede ser un maestro o maestra, un dulcero, un carpintero, un limpiabotas, un músico, un poeta o un agricultor vendedor de vino y cerveza, como Catón.

(Continuará)

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Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
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