Tonia Etxarri (Publicado en El Correo Digital, aquí)
Falta la mitad del recorrido electoral y el cruce de tendencias en los sondeos sigue tan reñido que el reto principal de todos los candidatos no es otro que el de vencer a las encuestas. El PNV porque sabe que pierde votos y escaños, aunque cree que saldrá airoso el próximo 1 de marzo siendo el partido más votado. El PSE porque los sondeos le dan un 'subidón' de escaños pero sin la mayoría para formar gobierno. El PP porque las intenciones de voto le marcan un considerable descenso, debido, sobre todo, a una fuga de votos a favor de UPD (el partido de Rosa Diez) pero sus candidatos prefieren esperar al día de autos. El equipo de Basagoiti suele remitirse a las elecciones europeas, por ejemplo, cuando el CIS hablaba de una diferencia de 11 escaños entre los socialistas y ellos y, al final, sólo les separó un escaño.
Todos los candidatos saben que la balanza puede decantarse en plena campaña electoral. A EA, en su aventura en solitario después de haber cortado con el PNV, le llegan datos contradictorios. Algo podrán recoger de los votos de Batasuna pero las encuestas no reflejan una consolidación que sin embargo parece despuntar en Aralar, que ha figurado en la pasada legislatura con un solo escaño en el Parlamento.
Queda mucha campaña todavía. ¿Habrá cambio en Euskadi o seguiremos, como en Andalucía, con el mismo partido en el gobierno? En la segunda parte de la carrera los candidatos tendrán que marcar más perfil. En el PNV se dejan ayudar por el 'tirón'de la plataforma 'Hemen' para que un rescatado vicelehendakari Mario Fernández aparezca en el escenario junto a Ibarretxe. En el PSE, Patxi López se va creciendo. Haciendo caso omiso de quienes creen que por calzarse una txapela va a doblegarse ante el nacionalismo con tal de gobernar en Ajuria enea. En el PP empiezan a estar algo cansados de ver a Basagoiti jugando a la pelotita mientras no quitan ojo a UPD. Su candidatura no la integra Rosa Díez; por eso el cabeza de lista por Alava, Gorka Maneiro, habla tan claro como su presidenta: «quien quiera nuestro voto tendrá que disolver los ayuntamientos de ANV y devolver Educación al Estado».
Una opción sin complejos a la que las encuestas la sitúan con una flecha ascendente. De todos los estudios realizados hasta ahora vale la pena destacar un fenómeno novedoso. El PNV empieza a acusar el denominado «voto oculto». Si esta tendencia, tan propia de los partidos constitucionalistas, especialmente del PP, se confirma, todos los aspirantes al cambio tendrán que ir con pies de plomo.