Pablo Planas
(Publicado en Libertad Digital, aquí)
Todo lo que tocan los convergentes se convierte en un pozo negro, una sentina, un residuo nuclear, un escándalo que se llama 3% porque así lo bautizó el expresidente Maragall, pero que es más, mucho más. Es el 3% para el partido, otro tres para los clanes familiares, más la parte de Millet, el del Palau, y la de los cuatrocientos gorrones (lasfamiglias con palco en el Palau y en el Camp Nou) que llevan mandando en Cataluña desde 1981. Muchas de ellas desde antes aún, cuando Franco.
La Generalidad es el centro del Universo 3%, que en Sicilia se llamaMafia y en Calabria 'Ndrangheta. Lo saben hasta en Alemania. Titular delDie Welt: "Die-Separatisten-Mafia". En la escapada, el proceso es la gran coartada, el escudo de Mas para atribuir el descubrimiento de la ciénaga a las cloacas del Estado, a los poderes ocultos, a la rancia España. Nada importa la confesión de Pujol. Eso es agua pasada, aunque Mas, en público, aún le llama "president". Las cloacas de Convergencia han funcionado a pleno rendimiento durante décadas, a veces con pleno conocimiento y consentimiento de los gobiernos de la Nación y siempre bajo amenaza implícita del extorsionador: amigo, si quieres hacer negocios en Cataluña deberás pasar por caja o marcharte a otra parte. Algunos, cierto es, pagaron y aún pagan de buen grado. Todo por lo causa. Y eso va del 3% a las constructoras, de la inmersión lingüística en los colegios, del incumplimiento de todas las sentencias, de la ínfima calidad democrática en la región y de espectáculos caudillistas como el de la marcha sobre el TSJC de los alcaldes y los consejeros con Mas a la cabeza. El régimen del 3% o el de los tíos de la vara. Pura filfa antidemocrática que tiene al Estado contra las cuerdas gracias a la financiación del Estado. El 3% es para otra cosa.
Afirma Mas que se siente víctima de una operación de "caza mayor". Sí, la batida del venado. Pero los supuestos cazadores no son furtivos, sino la Guardia Civil y por orden judicial. No pasa nada y él pone la mano en el fuego por Andreu Viloca, el último trincado, por Daniel Osàcar (anterior tesorero), por la familia Sumarroca (los íntimos del clan Pujol), por el de las infraestructuras y por los empleados de Convergencia arrestados. Dice que España le roba y la CUP no le quiere hacer presidente. Y es que a nadie, salvo a las moscas y los gusanos, les gusta el olor de la corrupción, en catalán merda y merder.