Para cualquiera que tenga un mínimo interés en seguir la evolución de España en el campo financiero y económico y debo hacer la salvedad de que me estoy refiriendo al tipo de español medio, aquel alejado del fanatismo partidista y del sectarismo irredimible; que use su cerebro para algo más que para escuchar “la voz de su amo” y sepa separar el trigo de la paja, en todo este cúmulo de informaciones que necesitamos procesar cada día, muchas de ellas llenas de la cizaña del engaño, la mentira y el dogmatismo político; si es que, de alguna manera, deseamos hacernos una idea, lo suficientemente objetiva, que nos aleje de los optimismos injustificados y de los pesimismos justificados, pero que, a la larga, pueden llegar a privarnos de toda esperanza en superar los graves problemas que afectan a este país; lo cual sería lo mismo que entregarnos, rendidos, en manos de estos que quieren convertir a nuestra patria en una tierra de nadie, donde poder actuar a sus anchas, en busca de su objetivo último de convertirla en un nuevo “paraíso comunista”, un país de “pensamiento único”, a la imagen y semejanza del que nos quieren pintar como modelo todos estos actorzuelos de la ceja, basándose en el ejemplo de lo que fue la nefasta II República de 1.936. Es notable el esfuerzo propagandístico que, el aparato del PSOE, está poniendo estos días para intentar convencer al pueblo español de que han sido ellos los que han decidido iniciar una reforma – más descafeinada y con menos profundidad de la que hubiera sido precisa – que significa un cambio radical de sus planteamientos anteriores de lo que era preciso para superar la crisis; algo que, sólo hace quince días, el señor Rodríguez Zapatero se hubiera negado en redondo a aceptar.
Si uno atiende a la locuaz portavoz del PSOE, señora Leire Pajín, y la escucha en sus mítines de cara a la galería; podría llegarse a creer que, el cambio de política económica ha sido una idea del señor ZP y de su partido; si, admirado y abochornado por sentir vergüenza ajena, se toma en serio y no como algo cómico, el discurso de esta señora, hablando de que siempre han tenido claro cual era su objetivo, que todos vamos a salir ganando gracias al timonazo socialista, “pese” a “una oposición del PP empeñada en no arrimar el hombro”; puede que le coja un telele del que no pueda recuperarse más. En todo caso, lejos de ese paraíso de colores que nos quieren pintar los del Gobierno, lejos de esa milagrosa recuperación con la que, una vez más, nos quieren tomar el pelo, la realidad cotidiana se encarga, cada día, de poner las cosas en su sitio en cuanto a lo que es, hoy en día, la situación real de nuestra nación. Pongamos los puntos sobre las íes.
Para comenzar, el señor ZP no hubiera movido ni un punto ni una coma de lo que ha sido siempre su programa de convertir a España en la punta de lanza del renacer del comunismo en Europa; su evidente obsesión sectaria le impide objetivizar, con la claridad precisa ,cuál es el remedio para enderezar el rumbo económico de nuestro país que, gracias a su terquedad, su simpatía por el keynesianismo y su ignorancia supina de los mecanismo financieros y económicos, ha dado por resultado que, en estos momentos, tengamos sobre nuestras cabezas la espada de Damocles de una quiebra soberana. Han tenido que venir Bruselas, el BCE, el FMI y el propio Obama para, no aconsejarnos, sino para imponernos a la fuerza unas reformas que debieran de haberse puesto en solfa hace ya más de dos años. ¡Menos sacar pecho, pues, señora Pajín y menos tirarse flores sobre lo que ha sido, por desgracia, el paso por
Pero, demos un vistazo a lo más inminente. Por ejemplo: el Banco de España y otras instituciones ya han dado la voz de alerta por no haber incluido, dentro de las reformas del Gobierno, la modificación de la negociación colectiva, algo de suma necesidad y que, por supuesto, no entra en los proyectos de estos Sindicatos inoperantes; adormilados en sus ideas retrógradas y obsoletas, incompetentes, y por supuesto, celosos de las prebendas que vienen recibiendo del Estado para alimentar su endogamia y la de los 50.000 liberados que viven a su costa. Es obvio que la Patronal ha desvirtuado la finalidad de los convenios colectivos de que se adecuen a la particular situación económica de cada entidad, de modo que, los salarios y las prestaciones, (añadiendo una productividad similar a la del resto de empresas europeas), se conjuguen con la marcha de cada una de ellas. Resulta absurdo que las que llevan la batuta de la CEOE sean las grandes multinacionales, o las empresas más poderosas, cuyas necesidades, problemas o inquietudes no suelen ser las mismas de aquellas otras empresas que están incluidas en los convenios sectoriales, provinciales, o nacionales negociados, directamente, por la CEOE y los Sindicatos. Podríamos decir que, una gran mayoría de los trabajadores españoles, trabajan en empresas de mediano o pequeño tamaño que, con toda seguridad, podrían solucionar sus problemas directamente con sus propios trabajadores, de modo que cada una de ellas, según su situación económica, sus perspectivas comerciales, sus posibilidades de financiación y su productividad; podría alcanzar acuerdos directamente con su plantilla con mejores resultados y rapidez.
No se hace nada, para ayudar a las pequeñas y medianas empresas. Los créditos de los bancos están copados por la demanda del Estado. Obligados a comprar la Deuda que emite. El BCE, les concede crédito al 1%,para que lo invierta en deuda del Estado a interés más elevado; con la ventaja de que, cuando deben enajenarlos lo hacen al propio BCE, que hace la función de los famosos “bancos sucios”, de los que tanto se habló no hace demasiado tiempo. Ya se ha anunciado, por S&Poor’s, que la banca va a perder del orden de 100.000 millones de euros por los fallidos de créditos, que se van a producir antes del 2011, procedentes de la construcción. Estos datos, han sido elevados de la anterior previsión, un 9’6% de los créditos, al 14’5%, desde el 2009 al 2011. Recuerden que, si el PIB no supera el 2’5% no se genera empleo. De ahí a que lo alcancemos pueden pasar años ¿Qué ocurrirá hasta entonces?
Miguel Massanet Bosch