Pablo Sebastián (Publicado en Republica.com, aquí)
La cumbre europea que se inicia este jueves en Estrasburgo tiene los ingredientes de una película de suspense, o incluso de terror, digna de los mejores guionistas del género. Porque si aún estamos jugando con las teorías conspirativas sobre el escándalo erótico de ese sátiro incontrolado que parece ser Dominique Strauss Khan, con mayor motivo podríamos imaginar una trama perversa como las que imaginó Ian Fleming en sus guiones sobre James Bond. El objetivo de la conspiración no es otro que “matar al Euro”, y los beneficiarios del crimen perfecto serían ciertos poderes fácticos financieros que utilizan los servicios secretos (en los que fue maestro John Le Carré) del Imperio y los largos tentáculos de poderosas entidades financieras que van, poco a poco, cerrando la respiración del Euro, en pos de la asfixia total, como nos lo contaría el genio Alfred Hitchcock hasta dejarnos casi sin aliento.
La acción se inicia en los despachos de un rascacielos de Wall Street, donde Bernard Madoff tenía sus oficinas. Desde allí los cerebros de la trama consiguen controlar el plan de auditoría que Goldman Sachs está preparando sobre el estado de las finanzas del Gobierno de Grecia para que pueda entrar en el Euro, a base de falsificar los datos y la deuda del país que la reducen a un 30 % de su base real, tal y como ocurrió. Puesta en Atenas la bomba de relojería solo había que hacerla estallar en el momento oportuno que llegó poco después de la crisis de las hipotecas “sub prime” en EE.UU. y del hundimiento de Lehman Brothers. El efecto multiplicador de la explosión griega en el seno de la UE y en China, Rusia y EE.UU. permitiría a unos pocos ganar grandes sumas de dinero como está ocurriendo mientras millones de ciudadanos de todo el Planeta se hundirían en el paro, la ruina y la desesperación.
La derrota del astuto maligno solo puede llegar desde el corazón de Europa. Los malvados lo saben y se aprestan a utilizar la baza de la canciller Merkel, previamente envenenada con altas dosis de “austeridad fiscal”, para culminar el crimen del Euro previsto para el viernes 9 de diciembre de 2011 en Estrasburgo. Por eso el relato que nos ocupa se titula “Con la Merkel en los talones”, en honor del maestro del suspense. Naturalmente la mano negra que mece la cuna de Europa hasta empujarla escalera abajo como en la mítica escena de El Acorazado Potenkim, ha adornado sus intrigas movilizando a las Agencias de calificación S&P, Fitch y Moody´s, para completar la presión y el escenario del miedo con la amenaza a todas las naciones del Euro de expulsarlas del cielo protector de la Triple AAA, para que paguen caras su deudas. Un “forcing” excesivo que puede abrir los ojos hipnotizados de Merkel una vez que Alemania ha sido embarcada en la angosta nave de la UE.
La salvación del Euro y de la UE, donde los malvados pusieron de rodillas a los gobiernos de Grecia e Italia, solo tiene una salida en las raíces históricas, culturales y democráticas que están en el origen del Tratado de Roma, la “vieja Europa” de la que hablaba con desdén Donald Rumsfeld por la resistencia de la UE a entrar en la mentirosa guerra de Irak. Europa renacerá, por enésima vez de entre sus cenizas como el AVE Fénix, pero antes deberá pasar por el aro de fuego de la cumbre europea de Estrasburgo.
Una reunión decisiva donde se enfrentan dos opciones diferentes que deben ser compatibles: la Europa de la austeridad, el rigor y el control prusiano de la deuda y los Presupuestos, con fiscalidad común para las empresas de la zona euro y bajo vigilancia judicial de la UE y sometida a sanciones automáticas, para aquellos que no garanticen la “unión fiscal” que lideran Merkel y Sarkozy; y la Europa social del empleo, el estado del Bienestar, el crecimiento y las ayudas financieras solidarias que deben llegar a los Estados y a los bancos para que fluya el crédito y se espante la recesión.
Lo que no será posible si no se cuenta con la ayuda del BCE, hoy cerrado a cal y canto, del Mecanismo de Estabilidad Europea, a poner en marcha en 2012, y del FMI, y a ser posible y sobre todo con los “eurobonos” que Merkel tiene bajo llave en un cajón de la cancillería de Berlín. En el frontispicio de la contienda dos frases para la Historia, la inolvidable de Wiston Churchil de “sangre, sudor y lágrimas”, y la más poderosa de la Revolución Francesa: “Libertad, Igualdad, Fraternidad”. En la suma y la mezcla de las dos está la virtud y el camino de la salvación del sueño de Europa, que unos insaciables malvados quieren volver a raptar.