EDITORIAL
Varias comunidades reaccionan ante una cura de austeridad que crea situaciones injustas
Preocupadas por la imposición de un techo de deuda que consideran imposible
de cumplir, las autoridades de varias comunidades autónomas han generado un
viento de fronda contra la cura de austeridad sin precedentes exigida desde el
Gobierno de Rajoy, aunque no todas lo hacen por los mismos motivos. Si Cataluña
rechazó de antemano el plan del Ejecutivo, por razones esencialmente derivadas
de su presión a favor de un pacto bilateral con el Estado en materia fiscal,
ahora es Andalucía la que se opone a un techo de endeudamiento que afecta a la
línea de flotación del Gobierno PSOE-IU. Canarias y Asturias también han votado
en contra de la limitación fijada.
La disputa viene de que Hacienda aprobó en mayo unos planes de equilibrio de
las autonomías que, en el caso de Andalucía, le sirvieron de base para estimar
un nivel de deuda del 15,1% en 2013. Pero el Gobierno central redujo ese
objetivo en dos puntos el martes pasado, ignorando lo que había aprobado en mayo
y definiendo un método para el cálculo del tope de endeudamiento cuyo punto de
partida es la deuda a 31 de diciembre de 2011. El cambio de criterio lamina las
posibilidades de la Junta andaluza para intentar una política de estímulo
económico e incluso para pagar gastos corrientes, según se deduce de las
manifestaciones realizadas ayer por su presidente, José Antonio Griñán, quien
considera imposible confeccionar el presupuesto de 2013 en esas condiciones.
Técnicamente, el trato que reciben los dirigentes andaluces no difiere del
resto, puesto que la limitación de endeudamiento ha sido calculada con una
fórmula común para todas las autonomías. Pero se traduce en un trato igual a los
que son desiguales: podrán endeudarse más los que ya están muy endeudados, y se
permite menos deuda a los que habían gestionado con mayor austeridad. Así, se
rebaja el techo de deuda de Andalucía del 15,1% al 13,2%, mientras que se
incrementa el de Cataluña (del 21,3% al 23,5%), Valencia (del 22,4% al 23%) y
Castilla-La Mancha (del 18,9% al 21,4%).
Una política de rigor es indispensable, y además el Gobierno de Rajoy se
encuentra atenazado por las obligaciones que le vienen impuestas desde las
autoridades europeas. Pero al igual que se ha quejado, con razón, de que España
necesita una flexibilidad mayor en Europa que países en mejores condiciones, el
Gobierno de Rajoy no puede pretender que la comunidad más poblada de España,
azotada por un paro muy importante, corte el gasto público sin tener en cuenta
tales circunstancias. Sorprende también que el ministro de Hacienda comunicara
sus decisiones sin consulta previa. Esto contraviene todas las apelaciones que
se vienen haciendo desde sectores moderados de la derecha y desde el PSOE a la
necesidad de tratar la crisis económica y financiera de la forma más consensuada
posible y muestra que el control de Rajoy sobre el sistema autonómico hace
aguas.
Creo que para salir adelante de un crisis hay que unir las fuerzas y luchar.
Tenemos el derecho de criticar el gobierno pero en el otro lado tenemos que apoyar lo cuando intenta de hacer algo positivo.