- Artur Mas tendría menos porcentaje de voto que en 2010 y los mismos escaños que entonces
- PP, ERC y Ciutadans, los grandes beneficiados de la polarización
Fernando Garea Madrid (Publicado en El País, aquí)
En política, el éxito y el fracaso se miden en función de las expectativas
previas creadas. Si las de Artur Mas, con su órdago soberanista, eran las de
lograr mayoría absoluta para CiU para poder gestionar el tránsito hacia una
consulta independentista el actual presidente de la Generalitat habrá
fracasado.
Según la encuesta de Metroscopia para EL PAÍS, CiU quedará
lejos de los 68 escaños que le darían la mayoría absoluta el próximo 25 de
noviembre y tendrá que seguir gobernando en minoría. La formación que lidera Mas
tendría incluso menor porcentaje de voto que el que logró en 2010, es decir, su
apuesta de ruptura se traduciría en 1,2 puntos menos y 62 escaños, los mismos
que ya tenía. Mas ha hablado en campaña de “mayoría excepcional” pero, según el
sondeo, no tendrá la posición de fuerza que desea para avanzar hacia la consulta
y necesitará apoyo de otros partidos independentistas.
Su única ventaja es que se enfrentará a una oposición más fragmentada y
debilitada que la tenía en el Parlamento actual. Especialmente porque el
PSC sigue la línea de los socialistas vascos y gallegos y sufriría un
derrumbe sin paliativos.
La candidatura
de Pere Navarro pasaría de ser la segunda fuerza a ser la tercera, por
debajo del PP, con riesgo cierto de ser superada también por ERC. El debate
soberanista, por encima de cualquier otro argumento político, ha provocado una
polarización de los mensajes electorales que han dejado aprisionado al PSC entre
el extremo de los independentistas y el de los constitucionalistas sin matices.
Los socialistas, con su mensaje de la reivindicación del federalismo, bajarían
seis puntos, hasta el 12,3% de los votos, y una pérdida de 10 escaños (de 28 a
18). Su mensaje resulta finalmente el menos comprensible por los ciudadanos en
unas elecciones casi plebiscitarias, en las que terminará por funcionar el voto
útil para impedir que ganen los extremos, en este caso los independentistas o
los constitucionalistas sin matices.
La segunda fuerza política, muy lejos de CiU, sería el PP, aunque con un
mínimo ascenso de menos de un punto y solo un escaño. Alicia
Sánchez-Camacho será la portavoz del principal partido de la oposición, pero más
por el derrumbe del PSC que por su ascenso. En todo caso, la lógica del
debate catalán sobre el soberanismo, por encima del de la crisis económica o la
gestión del Gobierno de Mariano Rajoy, le permite mantener su posición, como
alternativa débil a Mas.
De ese debate el gran beneficiado será ERC, que renace de las cenizas después
de haber sufrido en las anteriores elecciones el bajón por el desgaste del
Gobierno tripartito en la Generalitat. Como si los electores optaran por la
fuerza genuinamente independentista, ERC se beneficia del clima soberanista y
pasara del 7% de los votos al 12,2%, lo que le equipara casi al resultado del
PSC. En número de escaños recupera ocho y pasaría de 10 a 18, los mismos que los
socialistas y solo uno menos que el PP.
Con ese resultado, ERC se convertiría en la llave necesaria para que Artur
Mas pueda mantener su apuesta por la consulta popular y la eventual petición de
independencia de Cataluña.
Según la encuesta, los partidos encuadrados en el ámbito soberanista subirían
y pasarían de 76 (CiU, ERC y SI) a 82. El bloque de socialistas, populares y
Ciutadans pasaría de 50 a 43.
ICV-EUiA, que encabeza Joan Herrera, mantiene sus 10 escaños, con una ligera
subida en porcentaje de voto. Su discurso sobre la crisis y la denuncia de los
recortes sociales del Gobierno de Mas intenta abrirse paso entre la polémica
soberanista.
En el extremo anti independentista, el beneficiado es
Ciutadans, que duplicaría sus escaños (de tres pasaría a seis) y subiría del
3,4% de los votos al 5,7%.
La sorpresa, si mantiene en las urnas la expectativa de voto de la encuesta,
sería CUP (Candidatura d’Unitat Popular) que atraería votos de la izquierda y de
los independentistas, con posibilidad de lograr dos escaños en Barcelona. Por el
contrario, Solidaritat Catalana per la Independencia (SI), ahora sin Joan
Laporta, perdería sus cuatro diputados y quedaría fuera del
Parlament.