- El BCE reconoce que el crédito está estancado, pero no lo achaca a su política monetaria
El presidente del BCE, Mario Draghi, en el
Parlamento Europeo en Bruselas, este lunes. / OLIVIER HOSLET
(EFE)
¿Brotes verdes? ¿Luz al final del túnel? ¿Calma después de la tormenta? No
hay nada de eso, pero sí grandilocuentes declaraciones marcadas por el optimismo
de altos dirigentes europeos. El presidente del Banco Central
Europeo (BCE), Mario Draghi, se ha unido hoy a esa línea argumental en su
comparecencia de hoy ante el Europarlamento, y ha tenido palabras de aliento
para España: “Las cosas están mejorando”. Los datos dicen exactamente lo
contrario: España acabará el año con una recesión profunda (una caída en torno
al 1,5% del producto interior bruto, una tasa que se repetirá en 2013), con el
paro
por encima del 25% (récord mundial) y subiendo, el déficit por encima del 8%
(récord europeo) y la banca necesitada de paletadas de capital público (algo más
de 40.000 millones de euros, que engordan la deuda del Estado) e incapaz de
reactivar el crédito. Frente a ese preocupante cuadro clínico, Draghi ha
rebuscado entre las estadísticas para encontrar un refrendo a la política de
austeridad que sigue reclamando a pesar de todo. “Las exportaciones españolas
han subido un 27% desde 2009, la competitividad ha mejorado, los costes
laborales están moderando”.
Draghi ha definido el 2012 en España, Grecia, Irlanda y
Portugal como “el año del progreso doloroso”
Draghi ha definido el 2012 en España, Grecia, Irlanda y Portugal como “el año
del progreso doloroso”. El presidente del BCE ha reconocido que el crédito está
estancado, pero lo ha achacado más a la falta de demanda –consecuencia de la
crisis económica— que a su política monetaria, que ha permitido a la banca
española beneficiarse de la barra libre de liquidez, con una inyección de un
billón de euros entre diciembre de 2011 y febrero de este año. “La recuperación
[del crédito] llegará en el segundo semestre de 2013”, ha vaticinado para el
caso español.
Draghi ha felicitado a la Unión Europea por los resultados de la cumbre de la
semana pasada, en dos flancos: los contratos que firmarán los países con
Bruselas para comprometerse a hacer reformas, y el supervisor
bancario único, que permitirá al BCE controlar directamente a todos los
bancos con activos de más de 30.000 millones de euros y echar el lazo a los más
pequeños cuando lo crea oportuno. “Las prioridades para 2013 pasan por seguir
por esa senda”, según el banquero central europeo. “Las reformas empiezan a
rendir frutos en España, Irlanda, Portugal e Italia, aunque a corto plazos
tengan duros efectos”.