La elocuencia florida, los términos diplomáticos, la corrección en el trato y expresiones como "vertebrar", "cohesionar", "juntar fuerzas" acompañadas de un manifiesto peloteo lingüístico a cargo del príncipe Felipe, sin duda aleccionado por su padre, con el que ha querido mostrar el apego real a Catalunya utilizando, en una parte de su perorata, el idioma vernáculo de Joan Maragall, Francesc Vicent o Jacinto Verdaguer, en una evidente concesión, de cara a la galería, con la palmaria intención de complacer a aquellos que, lo único que tienen en mente es deshacerse de la monarquía, separarse de España y, entretanto, conseguir esquilmar los bolsillos del resto de los españoles mediante continuas peticiones de más dinero. Sí señores, tanto es así que, lo poco que parece ha trascendido de lo que ha dicho el señor presidente de la Generalitat, señor Artur Mas, ha sido que ha vuelto a pedir "más dinero para le región".
Puede que alguien hubiera puesto sus esperanzas en que se restablecieran de nuevo los lazos entre España y esta díscola región, dirigida por los nacionalistas; pensando, inocentemente, que un encuentro ( alguien ha dicho que forzado por los empresarios catalanes) entre tres mandatarios, un menaje a troi político, serviría para que, con pequeñas concesiones o quijotescas reflexiones sobre empatía o sinergia, iban a ser suficientes para que, un apurado señor Mas, teledirigido por el señor Junqueras de ERC y agobiado por las recientes revelaciones sobre el origen de su fortuna y de la concomitancia de su padre en los turbios asuntos que se le imputan a la familia Pujol; cediera en sus aspiraciones a la celebración de una consulta popular, por el denominado "derecho a decidir" y, por espeto al señor Rajoy y al príncipe Felipe, iba a dar su brazo a torcer por un puñado de lentejas; es que, señores, no tiene ni idea de lo que, de verdad, se está cociendo en esta autonomía catalana.
En primer lugar, es evidente que, si se hubiera querido, de verdad, convertir esta reunión en una especie de tratado en la sombra, una alianza secreta en la que las chapuzas políticas y los planes de actuación acordados no pudieran salir a la luz, al menos durante muchos años, qué duda cabe que no se hubiera hecho a la luz del día, directamente entre los grandes protagonistas del enfrentamiento España-Catalunya y, para más INRI, estando presente un tercero en discordia, encarnado en la figura del príncipe Felipe, una persona con la que, seguramente, los separatistas catalanes serían con la última con la que quisieran llegar a ningún tipo de acuerdo.
Esto no es Munich ni tampoco el acorazado Missouri en el que Mac Artur firmó la paz con el derrotado ejército japonés ; esto es, simplemente, un atentado directo a la unidad de España, perpetrado por una serie de políticos catalanes que se han insubordinado abiertamente y sin otra excusa que pretender mantenerse en el poder y ocultar una gestión financiera y económica deficiente y, al parecer, alguno que otro pecadillo personal, para lo cual se han valido del truco de fomentar el separatismo y pretender hacer que, todos los catalanes, achaquen las culpas de lo que no han hecho o han hecho mal, al gobierno del Estado español. El señor Mas no es más que el cabeza de turco de un plan que se ha conchabado con los Pujol y Junqueras que es quien, en estos momentos, lleva las riendas del separatismo catalán, sin formar parte del nuevo gobierno, elegido por Mas, pero, obviamente, previo su beneplácito y la conformidad.
Mucho nos tememos que los esfuerzos, meritorios sin duda, llevados a cabo por el señor Mariano Rajoy, para darle la vuelta a esta tortilla que es el problema catalán, van a ser baldíos, han llegado tarde y, probablemente, no van a tener otro resultado que el de dar una señal de debilidad, de cobardía y de desconcierto, por parte del Gobierno español que, seguramente, no va a llevar a ningún resultado positivo y sí, es muy posible, que acabe con las espadas en alto; una situación que, si Dios no lo remedia, se puede mantener hasta que se produzca la famosa consulta al pueblo catalán, que implicará, si el resultado es a favor del derecho a decidir, el tener que tomar posiciones de más alcance por ambas partes: para unos plantear, directamente, la insumisión y la conversión de Catalunya en un estado independiente y, para los otros, la necesidad ( y aquí veremos como se comporta el Ejército) de tomar medidas coercitivas y drásticas, encaminadas a impedir que los insurrectos puedan alcanzar los fines que persiguen. En fin, digámoslo sin ambages, un duelo a cara de perro entre las dos comunidades.
Y no se puede decir que, el Gobierno, no haya tenido tiempo de parar el desarrollo de independentismo en Catalunya; no vale argumentar que es algo que se les ha presentado de sopetón ni que sea cosa que no se viene larvando desde hace mucho tiempo. No señores, ya hace años que muchos venimos advirtiendo de esta deriva, las encuestas se han encargado de ir midiendo los sucesivos avances del catalanismo y lo que hace, apenas 5 años, no afectaba más que a un 30% o un 35% de los ciudadanos de esta comunidad, el año pasado ya sobrepasaba el 51% y, hoy en día, ante la evidencia de que el Gobierno de la nación tiene miedo de intervenir y afrontar la cuestión, es muy probable que ya supere el 70%, si no es que sean más. ¡Han estado en Babia o, peor aun, no se han atrevido a afrontar el reto por miedo a perder votos en Catalunya! Craso error, que se viene demostrando en los sucesivos comicios en los que, pese al aumento de la población con derecho a voto, el PP no consigue despegar ni mantener una representación decisiva en el Parlament catalán. Una parte importante del fracaso del PP en esta comunidad se debe a la señora Sánchez Camacho que se ha creído que, dando una de cal y la otra de arena, iba a robar votos de CIU y del PSC. Sin duda, el poner a la señora Camacho al frente del PP en esta comunidad, no ha sido más que una falta de conocimiento de quienes son los verdaderos votantes del PP en esta autonomía.
Cuando el señor Aznar, para congraciarse con J.Pujol, defenestro de la presidencia del partido al señor Vidal Cuadras, se empezó a producir el desplome del PP que, con caídas y recuperaciones, se ha mantenido hasta ahora, en que, la señor Camacho, intenta seguir jugando al policía malo y el bueno sin que, a la vista está, haya conseguido más que llevarnos a esta situación extrema en la que, los españoles que vivimos en esta tierra estamos sometidos a los caprichos fiscales, lingüísticos, independentistas y, por añadidura, de la izquierda más extrema que será quien, a la postre, va a acabar por hacerse con la mayoría y gobernará como una de estas dictaduras bananeras de las que tanto proliferan desde que, Hispanoamérica, se ha lanzado al bolivarismo de izquierdas.
Lo cierto es que, señores, mucho me temo que, el señor Rajoy y su equipo, lo único que pretendan, en estos momentos es ganar tiempo, seguir vertiendo millones en Catalunya (ya se sabe que del Fondo de ayuda a las autonomías este año le van a corresponder más de 8.000 millones de euros), para conseguir que aplacen la consulta popular con el objetivo de intentar dejarle al próximo gobierno la patata caliente. ¿Podrá España resistir? ¿Se permitirá que esta región deje de cumplir el límite del déficit del 1'5% y se lo rebajará al 0'7%, como reclama el señor Mas? Y yo me pregunto, ¿qué se va a conseguir con ello? Probablemente, que los que puedan se marchen a otras regiones y los que no podamos, quedemos abandonados a la buena de Dios. O eso es lo que pienso, señores, de todo este embrollo separatista.
Miguel Massanet Bosch
Lo que importa a los cuidadones es que el pays sea unida y democratica.
Sacar un pays de la crisis no es facil, pero possible y necesario.