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La reforma acelera la caída del empleo (por Manuel V. Gómez)

Publicada el enero 27, 2013 por admin6567
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  • La recesión actual es más dañina para el mercado laboral que la de 2009
  • El año pasado, por cada punto perdido de PIB se destruyeron 531.000 trabajos

Manuel V. Gómez Madrid (Publicado en El País, aquí)

Cola en una oficina de Empleo, en Madrid. / SAMUEL SÁNCHEZ

Ninguna reforma del mercado de trabajo crea empleo en plena recesión. Este
axioma se comparte en todo el orbe laboral. En cambio, sí se le exige a una
norma de ese calibre que frene la caída. Eso buscaba la promulgada en febrero de
2012. Casi 12 meses después, se concluye que no lo ha logrado. El paro ha pasado
del 22,8% al 26%. Incluso cuando se compara lo sucedido durante el último año
con lo que pasó en 2009, otro año nefasto para el empleo como consecuencia de
una recesión, se observa que el desplome se ha acelerado. Y esto sucede en un
mercado laboral que no ha dejado de caer en el último lustro.

Hace cuatro años se trituraron 1,2 millones de empleos, en 2012 han sido
850.000. En cambio, mientras en 2009 la economía española cayó a una media del
3,7%, el año pasado lo hizo al 1,3%. Lo mismo sucede si el foco se centra solo
en los asalariados, el colectivo al que afecta la reforma laboral: en el peor
trimestre de la Gran Recesión la caída llegó a 406.000 empleos por cada punto
que se perdía de PIB; ahora, en el trimestre menos malo el trompazo ha sido de
531.000 por punto de PIB. La diferencia se agudiza cuando la comparación se
realiza teniendo en cuenta solo a los asalariados que tienen trabajo fijo.

"Estos cambios tienen que hacerse cuando hay crecimiento",
recalca el profesor Dolado

La reforma laboral tenía por misión corregir un mal endémico de España: la
gran cantidad de empleo que destruye cada vez que llega una recesión. Para eso
facilitó a las empresas bajadas de sueldo unilaterales, traslados o reducciones
de jornada. Se pretendía que esa, la llamada flexibilidad interna, fuera la
primera opción ante los problemas económicos. Pero en la misma ley se facilitó y
abarató el despido. “Este tipo de reformas tienen que hacerse en época de
crecimiento. Entonces se crea empleo. Ahora su efecto inmediato es más
destrucción, aunque a medio plazo tendrá efectos positivos”, analiza Juan José
Dolado, profesor de Economía de la Universidad Carlos III, partidario de
profundos cambios en la legislación laboral.

“Puedo estar de acuerdo con algunos elementos de la reforma, pero desde luego
no con el momento en que se aplicó”, añade Jesús Cruz Villalón, catedrático de
Derecho Laboral. “Las reformas laborales tienen que acompañar al ciclo económico
y puede hacer más suave o más intensa la destrucción de empleo. Y esta la ha
hecho más intensa”, añade.

Menos temporales

La temporalidad ha caído al 23% del empleo asalariado en 2012, un dato
históricamente bajo. La reforma quiso atajar “el cáncer del mercado laboral
español”, como define el profesor Dolado el gran peso de los contratos
temporales en España. Pero esta caída no ha llegado por la acción legislativa,
sino por la destrucción de empleo.

La no renovación de contratos fue la vía por la que se evaporaron casi medio
millón de empleos en 2012, no el nuevo contrato creado en la reforma que permite
despedir sin indemnización durante el primer año. Esa figura no ha supuesto un
repunte en la contratación indefinida, que cayó un 2,2%. Solo sustituyó a otras
figuras existentes, explica el laboralista Cruz Villalón.

Las recetas para acabar con esta enfermedad varían mucho según el médico.
Dolado defiende que se imponga un contrato único sin distinción entre fijos y
temporales que tenga una indemnización creciente que, según sus estudios,
hubiera evitado el 40% del desempleo durante esta crisis. Miguel Ángel García,
de CC OO, defiende que la solución no está en los cambios normativos, sino en el
control de los abusos en la utilización de los contratos temporales.

Para Santiago Soler, de Adecco, falta protagonismo de las empresas de trabajo
temporal. “Puede parecer una paradoja, pero en los países de Europa donde más
presencia tienen las empresas de trabajo temporal (ETT), menos temporalidad hay.
Deberíamos poder hacer contratos de formación o recurrir el nuevo cuando nuestro
cliente sea una pyme”, expone. Otra queja de Soler está en la falta de
desarrollo de las políticas activas. Está satisfecho con que la reforma haya
permitido a las ETT intermediar en el mercado laboral, “pero todavía no se ha
firmado ni un acuerdo de colaboración con autonomías o con Empleo. Falta acción,
no otra reforma”.

La ministra de Empleo, Fátima Báñez, discrepa. El viernes opuso que “estaba
comenzando a frenarse la destrucción de empleo”. Recurrió a varios datos, entre
ellos el paro registrado, una estadística administrativa de mucho menos valor
científico que la encuesta de población activa, advierten los economistas. Es
cierto que el trimestre más dañino para el empleo medido en relación a la marcha
de la economía es el primero de 2012, un periodo en el que la reforma acaba de
echar a andar y sus efectos apenas se notan. Pero también es verdad que cada uno
de los tres trimestresposteriores es peor que cualquiera de la Gran Recesión,
sea cual sea el criterio que se use: ocupación total, población asalariada,
trabajadores fijos o empleados públicos.

“Los datos son tozudos. La reforma está produciendo efectos en otros
aspectos, pero no en el empleo. Buscaba que la flexibilidad interna sea una
alternativa, pero es cierto que esto todavía no llega”, admite el secretario
general de Adecco, Santiago Soler, cuya opinión conjunta de la reforma es
positiva.

La visión se endurece cuando se le pregunta a Antonio González, miembro de
Economistas frente a la crisis. “La aceleración no tiene que ver con el PIB,
sino con otra cosa. ¿Con qué? Con la reforma laboral, con el cambio normativo.
Es la única novedad respecto a 2009”, analiza el ex jefe de gabinete de
Valeriano Gómez, último ministro de Trabajo socialista. González expone un
cálculo muy preocupante: la destrucción de empleo sin tener en cuenta la
construcción crece trimestre a trimestre, sobre todo en los últimos meses.

Cuesta entender la dimensión de la destrucción de empleo si se tiene en
cuenta que la alternativa de la flexibilidad interna sí que está funcionando.
Los salarios en convenios se están conteniendo, muchos despidos colectivos van
acompañados de reducciones de sueldo para los que no pierden su empleo y los
descuelgues de convenios se han multiplicado. Y los precios suben al 2,9%.

Pese a la reforma, o gracias a ella, en esta recesión se está dando el ajuste
laboral por una doble vía: destrucción de puestos de trabajo y contención
salarial. “La flexibilidad interna no está siendo alternativa al despido. La
moderación no se debe a la reforma. Ya en 2010 y 2011 hay moderación de costes
laborales. Y ahora la destrucción de empleo por cada punto de PIB ha sido el
doble que en 2009”, expone Miguel Ángel García, jefe del gabinete de estudios de
CC OO.

Ahora, el ajuste laboral combina despidos masivos con
descensos de salarios

En contra de esto, Báñez recurrió el viernes a las estadísticas de
regulaciones de empleo y descuelgues de convenio para decir que solo en el 16%
de las medidas colectivas de ajuste que se aplican en las empresas se recurre al
despido. Pero este es un dato muy parcial y, en consecuencia, muy distorsionado.
El grueso de las rescisiones de contrato en España llega por la vía individual,
el 88% del total.

En línea con la postura de Báñez, está Salvador del Rey, abogado laboralista
de Cuatrecasas: “Mi experiencia me dice que la caída se debe al contexto
económico. No hay evidencias de que se haya abaratado o facilitado el despido
con las sentencias dictadas [en referencia a la veintena larga de sentencias de
nulidad o improcedencia de otros tantos despidos colectivos]. Lo que veo es que
en las regulaciones que se destruyen puestos de trabajo si no hubiera bajadas de
salario, habría más rescisiones”.

No obstante, Del Rey, también catedrático de Derecho Laboral, advierte de que
sus observaciones se circunscriben al ámbito privado, y admite que en el público
sí que se destruye mucho empleo y eso lo facilitó el Gobierno con el decreto de
febrero. “La reforma da seguridad jurídica a los ERE en la Administración, eso
es así”.

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Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
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