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El suicidio de nuestra democracia (por Miguel Massanet Bosch)

Publicada el febrero 2, 2013 por admin6567
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"Si se siguen bajando los salarios o manteniendo los que hay ahora en la Alta Administración, pronto solo llegarán los analfabetos a la dirección del Gobierno", manifestó no ha mucho el señor Miguel Boyer, con la clarividencia de la madurez.

 

En esta nación, nación de contrastes, de tertulias de café, de millones de aspirantes a dales lecciones a nuestros gobernantes y de envidiosos, millones de ellos, dispuestos a poner de chupa de domine a cualquiera que haya triunfado en la vida, aunque ello se deba a sus esfuerzo, a su sacrificio, a su inteligencia y a su tesón; todo se perdona en España menos el que alguien bien preparado consiga ocupar puestos de responsabilidad en el gobierno de la nación o al frente de una gran empresa.. No importa que la mayoría de ciudadanos reduzcan su cultura a conocerse de memoria a todos los futbolistas de su equipo preferido o que se dejen influir por los programas de las TV conducidos por presentadores progresistas que sólo buscan el éxito, aunque ello suponga pisotear el buen gusto, el sano conocimiento, las moral, la religión y la más elemental ética. Tampoco importa que los gobernantes sean personas de valía, con estudios, experiencia en el arte de gobernar o procedentes de los altos cargos del sector público o privado, que sean capaces de llevar a cabo su cometido con conocimiento de causa y eficiencia; no, señores,, en este país el común de los mortales no acepta que otro ciudadano, por méritos personales que acumule en su persona, gane cantidades importantes, cantidades que en el sector privado ganaría cualquier ejecutivo solvente de acuerdo con la manida ley de la oferta y la demanda. Aquí se quiere igualar por lo bajo.

El espíritu ácrata que se manifiesta en el fondo de la mayoría de los españoles les impide transigir con la idea de que una persona pública, un gobernante, un miembro de las Cortes o cualquier persona médico, abogado, juez, farmacéutico, registrador o persona que, en la vida privada, se gana sueldos o retribuciones elevadas; pueda querer que su dedicación al servicio del pueblo no le represente un sacrificio adicional que le obligue a renunciar a una parte importante de las ganancias que obtenía de su trabajo en la vida civil. Y es que, señores, en este maremagno en el que se mezclan, con fines políticos, lo que pudieran ser abusos cometidos por políticos respecto a la administración, distribución, retención o despilfarro de fondos públicos procedentes de los impuestos de todos los españoles, con lo que pudiera referirse a los sueldos o sobresueldos pagados por los partidos a sus personas de mas prestigio, de mayores cualidades o de más extensos conocimientos, con fondos del propio partido político al que pertenecen, a cargo de su propia tesorería, ya vinieren de asignación estatal o se debieran a las cuotas de sus miembros.

La financiación de los partidos políticos por medio de donaciones de entidades privadas, lobbies, asociaciones o particulares es algo que, por mucho que unos partidos pretendan echárselo en cara al resto, es una práctica común que se viene utilizando desde que el mundo es mundo; por mucho que unos y otros pretendan presentarse como anacoretas de vida monacal. Ha sucedido con el PSOE y, muy probablemente, con la mayoría de partidos con representación parlamentaria; desde que el régimen de Franco, el tan denostado y tachado de corrupto régimen autocrático del general; fuera sustituido por lo que debería ser un espejo de la política limpia, diáfana e inmaculada, al servicio de pueblo español, la famosa democracia parlamentaria y su consecuencia inmediata, la partitocracia, esta multitud de partidos de todas las tendencias ideológicas que han multiplicado por "n" los gastos del Estado, han creado una burocracia insostenible y han aumentado exponencialmente el número de nuevos funcionarios que, unidos a los políticos, constituyen una raza especial donde no es raro encontrarse con vividores, corruptos, aprovechados y prevaricadores, dispuestos a cometer todo tipo de maldades, con tal de aprovechar su situación privilegiada para enriquecerse.

Lo malo es que los hay, especialmente en el sector de la izquierda, que pretenden convertir lo que debiera ser su dedicación al bien de los ciudadanos a los que representan, en un medio de conseguir aumentar su patrimonio, utilizando su cargo político, en el que gozan de retribuciones que nunca conseguirían en sus propios oficios; personas de cultura escasa, sin preparación para ocupar puestos de responsabilidad y dispuestos a aferrarse a la poltrona con dientes y uñas para conseguir, a través de la política, perpetuarse en sus cargos aunque para ello deban cometer toda clase de felonías. Lo corriente es que, muchos de estos parásitos de la sociedad, consideran que están dispensados de cometer corrupción, de aprovecharse de su cargo para obtener beneficios o para actuar de "conseguidores" para, a través de "mordidas", favorecer a empresas o personas, utilizando sus influencias, aunque ello suponga cometer cohecho, tráfico de influencias, prevaricación, malversación etc.; con el objeto de asegurarse su porvenir para cuando se vean obligados a dejar el cargo público que ocupan.

Y aquí tenemos plasmado, en lo que esta ocurriendo estos días, como un periódico de izquierdas en graves problemas económicos, movido por su afán de venganza, después de haber hecho un ridículo internacional, poniendo en primera página una imagen de un Hugo Chávez poco menos que agonizante que, para su desgracia y humillación, resultó ser una completa estafa ya que el sujeto era un pobre hombre, mejicano, al que habían operado una serie de veces para librarle de una grave dolencia; ha conseguido poner en jaque a todo el país, publicando una información de suma gravedad para el PP por lo que pudiera implicar de financiación ilegal del partido. Claro que el señor Rubalcaba y compañía ( con la ayuda interesada de los separatistas catalanes) han tocado a rebato intentando hacer de la posible financiación del PP y del pago de unas supuestas cantidades complementarias a algunos de los dirigentes, un totum revolutum con el que pretenden confundir a la opinión pública, en el que se barajan posibles complementos que el partido podía pagar a algunos de sus miembros, algo que no es ilegal si los perceptores lo declararan entre sus ingresos y satisficieran los impuestos debidos y la posible percepción ilegal de aportaciones de sociedades con las que el partido quedaría vinculado y, posiblemente, obligado a corresponder con concesiones irregulares.

Hasta este momento los resultados de toda esta operación de "destape" de una posible corrupción del PP, no ha conseguido más que levantar una polvareda que, para los españoles, no es más que la demostración de que la política en España es la culpable de todos los males que estamos padeciendo; que se haya levantado, una vez más, la desconfianza de nuestros países vecinos respecto a la fiabilidad del nuestro y haya contribuido, juntamente con la autorización de que se lleven a cabo operaciones "a corto" en las bolsas españolas, a que el IBEX 35 haya caído casi 4 puntos en dos días y nuestra prima de riesgo haya seguido su trayectoria ascendente (354 puntos). ¿Alguien tiene un ápice de sentido común en este país? No, señores, parece que todos se han vuelto locos y de lo que se trata es de una batalla a muerte entre izquierdas y derechas, algo que favorece, como no, a los que pretenden separarse de España.

Un triste panorama que sólo puede conducirnos a un reavivamiento de esta crisis que algunos pensaban que podía empezar a remitir. O así es, señores, como contemplamos esta pelea autodestructiva en la que nos han metido.

Miguel Massanet Bosch

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Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
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