Skip to content

La Vanguardia de Cuenca

Intereses: comunicación y actualidad en general, weblogs, sociedad, política

Menu
  • INICIO
  • BIOGRAFÍA
  • PUBLICACIONES DEL AUTOR
  • Instagram
  • Facebook
  • X
Menu

Un reto para la élite empresarial (por Ángel Pascual-Ramsay)

Publicada el febrero 5, 2013 por admin6567
Compartir

Sin cambiar los hábitos corporativistas y rentistas de una parte del empresariado no saldremos de la crisis. Hacen falta líderes que rompan el mercantilismo plutocrático en el que estamos inmersos

Ángel Pascual-Ramsay (Publicado en El País, aquí)

EULOGIA MERLE

Entre el ruido y la furia antipolítica que enturbia hoy la conversación
pública española, un hecho esencial parece haber quedado olvidado: fue el sector
privado, no el público, el que causó la crisis. La actuación de nuestros
políticos ha sido sin duda inadecuada, pero fue determinada élite empresarial y
financiera la que, con sus decisiones privadas de inversión y abuso del crédito,
llevó al país al borde de la quiebra. No se trata de culpabilizar, sino de hacer
un diagnóstico acertado de las causas de la crisis para así poder superarla y no
volver a repetirla. Las indudables limitaciones de nuestras instituciones
públicas y Administración no eximen de su responsabilidad a determinada élite
empresarial de haber construido un modelo económico con pies de barro incapaz de
hacer frente a la crisis internacional.

Sin embargo, corremos el riesgo de enterrar esta realidad bajo el discurso
fácil del victimismo y la demonización de la clase política. Sería un grave
error, pues nuestro problema no es solo la corrupción, que también, sino aún más
la falta de crecimiento económico, consecuencia en buena medida de la
incapacidad de nuestra élite económica, tras 30 años de democracia y economía de
mercado y con el viento a favor durante una buena parte de ese periodo, de crear
una estructura económica dinámica, innovadora y competitiva, capaz de generar
crecimiento y empleo de calidad.

Al bajar la marea de los excesos, la supuesta excelencia se revela a veces
como producto del crédito fácil, el corporativismo rentista e incluso
actuaciones delictivas. Un modelo que en muchos de sus sectores está dominado
por un establishment corporativo que, en connivencia con los poderes
públicos, conforma una oligarquía público / privada que tiene cooptado el
sistema en su beneficio y bloqueada la energía creativa del país; un
mercantilismo plutocrático, en concepto del filósofo Roberto Unger, y que Andrés
Ortega y yo mismo hemos desarrollado en nuestro libro ¿Qué nos ha pasado? El
fallo de un país
. Las víctimas de este sistema no son solo consumidores que
pagan precios abusivos y asalariados precarizados por un empresariado que
prefiere contratos de seis meses a invertir en sus empleados, sino también la
mayoría de empresarios, autónomos y pymes que, como Sísifo, luchan inútilmente
por salir adelante en un sistema sin verdadera igualdad de oportunidades.

Cierta élite ha metido a los ciudadanos en corralitos,
desde las preferentes al inmobiliario

La narrativa dominante es, paradójicamente, la contraria. La de una élite
empresarial y unas multinacionales dinámicas lastradas por la política. Como
argumento exculpatorio puede ser válido; como descripción de la realidad, no.
Efectivamente, en España ha habido una extracción de rentas, pero los
extractores han sido principalmente cierta élite empresarial y financiera que ha
metido a los españoles en sucesivos corralitos, desde las preferentes hasta el
inmobiliario. En su Ideology and real politics, el filósofo Raymond
Geuss desarrolla su teoría de la distracción como ideología, de la que la
conversación pública en España es hoy un buen ejemplo. Mientras se hable solo de
la corrupción y la clase política, con los movimientos sociales y medios de
comunicación como inconscientes aliados, no pondremos el foco en lo más
necesario: la transformación de nuestro modelo productivo y la necesidad para
ello de un cambio en los hábitos de parte de nuestra élite empresarial y
financiera. Como evidencia, basta recordar algunos rasgos de nuestro sector
privado cuando estalló la crisis y que llevaron a un modelo de crecimiento
insostenible:

—Alto endeudamiento. En el origen de la crisis está el endeudamiento privado,
incluido el empresarial, no el público; en 2007, la deuda pública era de un 36%
del PIB; la privada, del 200%.

—Deterioro de la competitividad. A pesar de que las élites económicas
conservadoras lograron imponer una falsa narrativa que responsabilizaba de
nuestra pérdida de competitividad a la subida de salarios por encima de la
productividad, la principal causa fueron los márgenes de beneficio
empresariales, cuya contribución al diferencial de inflación con la zona euro
durante el último ciclo de crecimiento fue casi el triple que la de los
salarios.

—Ausencia de competencia. La principal causa de estos altos márgenes de
beneficios fue la escasa competencia en muchos de los mercados de productos y
servicios, dominados por unas pocas grandes empresas que erigen, en connivencia
con los poderes públicos, injustificables barreras a la competencia que
dificulta la reducción de precios.

—Poca innovación. Pese a excepcionales historias de éxito, el sector privado
español no innova al ritmo que sus competidores. En 2007, al comienzo de la
crisis, el gasto de las empresas españolas en I+D+i era de tan solo un 61% de la
media de la UE27. Mientras que el gasto público era tan solo un 19% menor que la
media de la OCDE, el privado era un 67% menor. Las empresas coreanas invierten
en I+D+i cuatro veces más; las alemanas, el triple, y las francesas, el doble, a
pesar de que España es el país europeo con más subvenciones a la I+D+i.

—Insuficiente inversión en capital humano, debido a una cultura que,
aprovechando la amplia bolsa de desempleados, ni invierte en la formación ni
motiva a los trabajadores compartiendo con ellos los buenos resultados. La forma
en la que la reforma laboral está siendo usada, no como herramienta de
flexibilidad salarial interna, sino como mecanismo de despido, vuelve a dar
cuenta de esta visión cortoplacista.

La regeneración de España necesita de un grupo patriota de
dirigentes empresariales

—Irresponsabilidad fiscal. El 71% de la evasión fiscal que se da en nuestro
país es imputable a grandes corporaciones y fortunas. Pese a las continuas
referencias a que el tipo de impuesto de sociedades es de los más altos de
Europa, la realidad es que el tipo efectivo de las grandes empresas, después de
deducciones, es de los más bajos.

—Débil gobernanza corporativa. Los consejeros de las grandes empresas
españolas son los mejor pagados después de los suizos, algo que solo se explica
por su falta de independencia y permisividad ante actitudes abusivas por parte
de sus ejecutivos, en lugar de imponer rendición de cuentas o defender los
derechos de los accionistas. En todos los países del mundo pasan cosas, pero en
España, cuando pasan, no pasa nada.

En muchos de estos aspectos, el Estado tiene, por supuesto, parte de
responsabilidad; por ejemplo, con un sistema fiscal que canalizaba el ahorro
hacia sectores de baja productividad o un mercado laboral dual que no incentiva
la formación. Como también la tienen los sindicatos, por su falta de
modernización y su aquiescencia, incluso pertenencia, a ese mercantilismo
plutocrático que protege a los insiders y abandona a los que no tienen
la suerte de estar dentro. Las instituciones son sin duda determinantes, pero no
son solo resultado de la acción política, sino también de la actuación de los
agentes privados. Resulta surrealista pretender que los agentes empresariales no
tengan nada que ver con nuestros bajos niveles de productividad, inversión o
formación, o la corrupción. Hay países, como Italia, donde un sistema político
disfuncional no ha impedido a las élites empresariales construir un sistema
productivo dinámico.

La élite empresarial responsable puede reaccionar de dos formas: seguir
refugiándose en el victimismo o hacer frente a sus carencias y superarlas. Sin
lo segundo, España no saldrá de la crisis. Pero para lograrlo hace falta un
cambio de cultura. En la persuasiva teoría del liderazgo de Ronald Heifetz,
liderar consiste en la capacidad de movilizar a un colectivo para superar la
contradicción entre lo que dice ser, o quiere ser, y lo que realmente es. Hoy,
en España, una parte de la élite empresarial dice ser una cosa, pero es otra muy
distinta; reclama una España competitiva e innovadora, pero sus comportamientos
de inversión, formación, fiscalidad, corrupción o competencia van en dirección
contraria. Catalizar ese reto adaptativo es la mejor contribución que puede y
debe hacer un grupo comprometido y verdaderamente patriota de líderes
empresariales a la necesaria regeneración del país. España necesita que los
verdaderos empresarios, la mayoría, tomen el mando.

Ángel Pascual-Ramsay es director de Global
Risks de ESADEgeo.

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
  • Actualidad
  • Administración Pública
  • Ciencia
  • Cine
  • Comunicación
  • Cultura
  • Deportes
  • Economía
  • Educación
  • Gastronomía
  • Historia
  • Juegos
  • Libros
  • Literatura
  • Medio ambiente
  • Música
  • Pensamiento político
  • Política
  • Religión
  • Sociedad
  • Sociedad de la Información
  • Televisión
  • TIC y Sociedad del Conocimiento
  • Uncategorized
  • Urbanismo y Arquitectura
  • Viajes
  • Web/Tecnología
  • Weblogs

Recent Posts

  • España en llamas-III (por Eulalio López Cólliga)
  • EPISODIOS PROVINCIALES. 19 – La Diputación de Cuenca: entre andanadas improvisadas y enchufismo mal disfrazado (por Juan Andrés Buedo)
  • Discrepancia política, colaboración interadministrativa y sentido de Estado: el ejemplo de los incendios (por Juan Andrés Buedo)
  • España en llamas-II (por Eulalio López Cólliga)
  • España en llamas-I (por Eulalio López Cólliga)

Recent Comments

  1. Fuente en Las puñeteras abstracciones (por Miguel Massanet Bosch)
  2. Fuente en Donde se habla de profetas mesiánicos, dinero negro y separatismo (por Miguel Massanet Bosch)
  3. Fuente en Rajoy niega haber recibido dinero negro y presentará sus declaraciones de la renta
  4. euromillones en Miles de personas se manifiestan contra el paro y los recortes en servicios públicos
  5. central park en ¿Hacen falta cambios en el gobierno de Rajoy? (por Miguel Massanet Bosch)
© 2025 La Vanguardia de Cuenca | Desarrollado por Superbs Tema de blog personal