Editorial de UPyD (Ver aquí)

El problema que tiene el PSOE es que, por más que se esfuerce, su credibilidad no es mayor que la del Gobierno. Los ciudadanos no han olvidado que ellos gobernaban España hasta hace poco más de un año, que no fueron capaces de aportar soluciones, que son tan responsables como el PP del entramado institucional que bloquea la salida de la crisis, que han sido igual de permisivos con la corrupción propia, aunque sólo señalen la paja (o la viga) en el ojo ajeno.
Cuando Rubalcaba pide la dimisión de Rajoy por los papeles de Bárcenas, está pidiendo la suya por adelantado. Si ocurriera que los famosos papeles fueran total o parcialmente falsos, ¿en qué posición quedaría? Mientras, el caso de la Fundación Ideas, con todo su ridículo entramado de escritoras fantasma, empieza a apuntar la responsabilidad del gerente socialista Xoan Cornide, un hombre con cualidades tan extraordinarias que fue capaz de reunirse para firmar un contrato con Amy Martin, la autora inexistente. Hoy se ha sabido que el defenestrado director de la Fundación Ideas, Carlos Mulas, cobró (esta vez con su propio nombre) de la propia fundación por un libro ya publicado en México, que además terminó siendo sufragado por el Ministerio de Exteriores socialista y que, para mayor escarnio, trataba sobre la corrupción. Además, el caso de los ERE andaluces sigue arrojando cifras mareantes.
Recientemente el PSOE ha hecho saber que pediría que la Ley de Transparencia que prepara el Gobierno incluyera a los partidos políticos y a la Casa Real. Los medios de comunicación difundieron la noticia sin mencionar que Unión Progreso y Democracia lo lleva pidiendo desde que se inició el trámite parlamentario el año pasado. De hecho, UPyD ya anunció una enmienda a la totalidad de la ley si no se recogían estas medidas.
Como viene ocurriendo en el PSOE de un tiempo a esta parte, cada asunto que cobra relevancia se convierte en un campo de batalla entre aspirantes. La diputada socialista Carme Chacón publicó el pasado fin de semana un artículo en el que descubría la corrupción. Calificaba al escándalo Bárcenas como el más grave de nuestra democracia y lo comparaba con la Tangentópoli italiana. Obvió, como si nadie fuera a darse cuenta, el saqueo de los fondos reservados por el que fueron condenados ministros socialistas de los gobiernos de Felipe González, padrino político de Chacón.
El título del artículo de Chacón (La corrupción no es una fatalidad, tiene solución) alude a la necesidad de reformas legales en nuestro ordenamiento para atajar esta lacra. Citaba algunos ejemplos de la ley alemana, como que los partidos políticos tienen responsabilidad penal. Parece desconocer que también la tienen en España, desde que el Congreso aprobó una reforma del Código Penal a iniciativa de UPyD y que contó con el voto en contra y el abucheo indignado ¿de qué grupo parlamentario? Del socialista, al que pertenece Carme Chacón. En su negativa, el PSOE tuvo la inestimable compañía de CiU.
El PSOE ha arremetido contra UPyD siempre que se han discutido propuestas a favor de la transparencia y contra la corrupción. No se puede olvidar el momento en que uno de sus diputados cuestionó la legitimidad de los cinco diputados magentas y les invitó a dejar su escaño, todo ello en respuesta a una propuesta defendida por Rosa Díez para limitar y racionalizar los sueldos públicos.
Lo que el PSOE cuenta a los españoles es como lo que el barón de Münchhausen contó de sí mismo: que quedando atrapado en una ciénaga, logró salir de la misma tirándose de su propia coleta. El relato del barón quedó inmortalizado en adaptaciones satíricas posteriores. Quizás Rubalcaba y Chacón terminen siendo protagonistas de alguna parecida en el futuro.