- El descenso de precios se acelera tras la retirada de las ventajas fiscales
- El valor de las casas acumula una bajada de hasta la mitad desde sus máximos
Lluís Pellicer Barcelona (Publicado en El País, aquí)
Seis años ha tardado el precio de la vivienda en dar un acelerón a su ajuste
para deshinchar el grueso de la burbuja. La retirada de todo estímulo fiscal
para la compra de viviendas favoreció que en el arranque de 2013 los precios
acabaran por desplomarse el 6,6% respecto al tramo final de 2012, según la
estadística que ayer hizo publicó el Instituto Nacional de Estadística
(INE). Con esta bajada, la 11ª trimestral consecutiva y la mayor en un
trimestre desde el principio de la crisis, el ajuste de precios de la vivienda
libre en España alcanza ya el 36% respecto a finales de 2007, cuando los precios
tocaron techo. En términos reales (teniendo en cuenta la inflación) la caída es
aún mayor. El derrumbe es más agudo en las viviendas de segunda mano, cuyo valor
ha bajado prácticamente a la mitad en Aragón, Cataluña y el País Vasco.
El sector inmobiliario español se resistía todavía a asumir en 2008 que el
precio de la vivienda sí baja. Así que rechazaba de plano los avisos de los
organismos internacionales, que alertaban de que la vivienda estaba
sobrevalorada. El Fondo Monetario Internacional (FMI) estimaba que España debía
afrontar un ajuste de entre el 15% y el 20%, mientras que la OCDE lo elevaba al
30%. Todas esas previsiones se quedaron cortas. En términos reales, los pisos ya
han perdido casi la mitad de su valor desde entonces. Y con más de 700.000
viviendas sin vender, el paro desbocado, las rebajas salariales y el mercado
crediticio seco, el sector no atisba todavía el suelo de esa caída.
Los datos de ayer, de hecho, son un nuevo mazazo para un sector que ha visto
cómo desaparecían más de 4.800 inmobiliarias desde el principio de la crisis. El
derrumbe del primer trimestre se debe, sobre todo, a las provisiones para la
exposición al ladrillo que los bancos realizaron por los dos decretos Guindos y al fin de los estímulos fiscales. La desaparición de las
desgravaciones para la adquisición de viviendas y la subida del IVA del 4% al 10% el pasado 1 de enero hicieron
que las compraventas se animaran a finales del año pasado. “Estamos en un
momento de ajuste de precios, y el sector financiero se dio cuenta de que
garantizar la hipoteca no es suficiente. Cuando se acaban las ventajas fiscales,
el único argumento para vender es el precio”, explica Luis Fabra, profesor de la
Universidad
de Zaragoza y director del Grupo de Análisis del Mercado Inmobiliario.
La estadística del INE señala que hasta el mes de marzo los precios de la
vivienda libre retrocedieron el 14,3% respecto al primer trimestre de 2012. Lo
hicieron tanto los de obra nueva (12,8%) como los de los pisos usados (15,3%).
Echando la vista seis años atrás, la vivienda de segunda mano ha realizado un
ajuste del 43%, frente al 30% de la vivienda nueva. A ello hay que añadir el
incremento de la inflación, que en ese periodo fue casi del 11%.
El ajuste también va por comunidades. Cataluña acumula ya un descenso del 45%
desde que los precios registraran el tope; Madrid, el 43%; Aragón y Navarra, el
42%, y País Vasco y La Rioja, el 41%. No obstante, las viviendas de segunda mano
de Aragón, Navarra y Cataluña prácticamente se dejaron la mitad de su valor.
Pese a algún pequeño repunte esporádico, la estabilización del mercado no
será inmediata. Primero, porque existen dudas de que la burbuja se haya
deshinchado ya por completo. La estadística del INE arranca en 2007, pero según
el Ministerio de Fomento, durante la burbuja, entre 2002 y 2008, los precios se
duplicaron para luego descender hasta niveles de 2004 en el primer trimestre de
2013. Para volver a los valores anteriores a la burbuja —según la estadística de
Fomento— los precios aún deberían caer otro 20%.
Y segundo, la economía no da signos de una mejora inmediata. “La demanda no
se reactivará mientras el consumidor no recupere la confianza. Si cree que lo
van a despedir, no comprará”, advierte el director de desarrollo de negocio de
Tinsa, Raúl García. “La capacidad de compra depende de la relación entre el
precio de la vivienda y la renta familiar disponible. Y el valor baja, pero los
ingresos de los hogares también. Aún debe haber un mayor ajuste”, recuerda el
catedrático de la Universidad Pompeu Fabra José García-Montalvo.