La falta de flexibilidad política de Mas le ha impedido que se apuntara un punto en su favor que, seguramente, le hubiera granjeado alguna simpatía.
Cuando no hay medida, cuando se pasa de la raya roja de la decencia y cuando no se sabe distinguir entre la política y el sentido común, la bonhomía, la ética y los sentimientos humanos, entonces señores podemos decir, con toda seguridad, que algo funciona mal en un país, que quienes lo están gobernando han perdido la medida de lo razonable, lo permisible, lo tolerable y lo moralmente aceptable y que cualquier argumento, aunque fuere espurio, que se pretendiera alegar para justificar una aspiración de autogobierno o cesación de la patria, ya viene viciado por la baja catadura moral, ética e, incluso, humana de quienes pretenden liderar el movimiento secesionista catalán, que pretenden justificar, precisamente, en supuestas vejaciones, malos tratos, abusos y expolios económicos, achacables a aquellos contra los que pretenden luchar.
Una tragedia humana de una magnitud que sobrepasa, con creces, a las que estamos acostumbrados a ver cada día en las noticias de los medios informativos; un drama protagonizado por 79 víctimas inocentes que pagaron tributo a la fatalidad cuando el tren que los transportaba descarriló a los pocos kilómetros de la estación de Santiago; y el subsiguiente duelo nacional que entristeció todos los hogares de esta gran nación que es España, sumió en la desolación a todas las personas de bien, que son muchas, que afortunadamente tantas muestras de solidaridad y buenos sentimientos han sabido expresar a través de los días de luto subsiguientes a la catástrofe; no se merece, señores, que algunos impresentables, algunos politicastros sin sentimientos o algunos medios de comunicación adictos a aquellos que tan bajos instintos demuestran tener; hayan salido a dar la nota, como lo ha hecho este impresentable diario catalán "El Punt Avui" publicando, en su edición impresa y en la digital ( en éste tuvieron que retirarlo a las tres horas de su publicación ante la avalancha de protestas que cayó sobre ellos), un pretendido chiste de pésimo gusto y peor intención en el que se dibujaba un cartel que contenía la inscripción de "Marca España" con el toro español y, frente al mismo, unas vías de ferrocarril que, en un punto del recorrido, se retorcían representando el accidente de Santiago, relacionando ambos conceptos con la mala idea de hacer befa con ello.
Que El País continúe en su línea, la que marca este periodista amortizado que es el señor Cebrián, empeñado en ir contra corriente y en hacer todo el mal posible a la nación, ya a nadie llama la atención. Con su empecinamiento sólo consigue quedarse hermanado con IU en su empeño de criticar la ejemplar labor de las autoridades gallegas y de sus dirigentes; demostrando su desnorte político, su fanatismo izquierdista y su contribución a que el periódico que dirige vaya directo hacia su propia destrucción. No obstante, sí podemos decir, respecto al Presidente de Catalunya, el señor Artur Mas, que con su ausencia al funeral de Santiago, una ausencia destacada y comentada en todos los mentideros políticos, ha desaprovechado una ocasión de oro de mostrar que, Catalunya, a pesar de sus aspiraciones nacionalistas, era capaz de sentir sentimientos nobles, de compasión, de respeto por los españoles y de solidaridad con todas las víctimas del siniestro de Santiago. Se limitó a enviar a la señora Ortega, la Vicepresidenta de la Generalitat, en su representación; seguramente porque su presencia en Catalunya era indispensable para seguir preparando su "consulta" respecto "al derecho a decidir".
Es posible que al señor Juncadella, de ERC, le hubiera parecido mal que el "President" catalán hubiera asistido a un acto oficial que tiene lugar en su "enemiga" España; gracias a la cual, conviene recordárselo a este caballero, Catalunya ha recibido la friolera de 20.000 millones de euros, en estos dos últimos años, para evitar la quiebra de su autonomía. En todo caso, la falta de flexibilidad política de Mas, le ha impedido que se apuntara un punto en su favor que, seguramente, le hubiera granjeado alguna simpatía, algo de lo que anda tan falto entre los españoles. Incluso, puede que no le importe, ¡vayan ustedes a saber! Tampoco el señor Roca Junyent parece andar muy fino en sus recientes declaraciones. Da la impresión de que le importa un bledo lo que pueda decir el TC del Estatut catalán y de las aspiraciones independentistas de la Generalitat de Catalunya. Yo tengo la impresión de que este "padre de la patria", porque fue uno de los ponentes de la redacción del texto constitucional, si, de verdad, tan incómodo se sentía redactando la Carta Magna para el pueblo español, lo mejor que hubiera podido hacer era negarse a participar en aquella tarea. Lo cierto es que ahora, a tiro pasado, el señor Roca reniegue de su propio trabajo, busque recovecos a los preceptos de la Constitución y no se fíe del TC cuando, su sentencia sobre el Estatut, les fue tan favorable que se limitó a rectificar unos pocos artículos del texto estatutario y, muchos de los que reformó, el Gobern catalán sigue sin aplicarlos; no se entiende y es algo que no le favorece en nada, ni en cuanto a su ética personal ni a su fama de persona seria y responsable.
En fin, supongo que pedirle a Cayo Lara un gesto de responsabilidad política, por muy ateo que sea, como hubiera sido el acudir al funeral de Santiago, hubiera sido demasiado; eso sí, no le ha faltado tiempo para seguir la línea de El País, para pedir responsabilidades, antes de conocer el informe de los peritos y el contenido de las "cajas negras". Lo importante es tirar la piedra, injuriar y mentir para conseguir crear el mal clima social del que tanto beneficio espera alcanzar, aunque ello pudiera significar el hundimiento de nuestra nación. Esta es la habitual forma de actuar de los comunistas desde la revolución de octubre del 1.917.Sin duda, este pescador en aguas revueltas que tanto presume de integridad democrática, se debiera ocupar más de sus compañeros de Andalucía, que han dado la muestra más palpable de la doblez y la cara dura de los políticos de esta formación comunista, al seguir apoyando, a pesar de las pruebas evidentes de corrupción en el caso de los ERE's fraudulentos, al gobierno socialista. Claro que las investigaciones ya han dejado claro la participación de CC.OO y UGT en esta merienda de negros lo que, sin duda, les apunta directamente a su formación política. Suponemos que, el no pagar la Seguridad Social de sus empleados y apoyar el que se les paguen los abogados a los encausados por la juez Alaya, es otra demostración de esta superioridad moral que con tanto desparpajo se atribuye don Cayo.
Y es que, en este país, sin duda se podría aplicar más que en ninguna otra parte aquella frase evangélica de "quien esté libre de culpa tire la primera piedra". Seguramente, en ocasiones, como ha sido el caso de Galicia, en las que un terrible accidente ferroviario que ha causado 79 víctimas y la consternación de todos los españoles, es cuando mejor podemos observar la calidad de nuestros políticos. Es evidente que la ciudadanía se muestra más sensata, más responsable, más predispuesta al sacrificio, a la solidaridad y a los recortes que lo que desearían muchos políticos; al parecer deseosos de crear un clima de confrontación entre los españoles; entre unas autonomías y otras o, incluso, entre unos españoles y otros, algo que nos recuerda demasiado aquellas épocas de la II República en las que también fueron los políticos los que exacerbaron los ánimos del pueblo, los que mintieron para llevarse a las masas y convertirlas en armas arrojadizas contra el orden, la sensatez y la seguridad de las personas; hasta que llegó el momento en que la nación era ingobernable y, de la II República, solo quedaba el nombre porque no había una sola institución que no estuviera corrompida por anarquistas, socialistas, comunistas, extremistas y asesinos de la FAI y la JJ.SS, en un totum revolutum que fue lo que dio lugar al levantamiento del 18 de Julio. Esto parece que hoy no se puede decir quizá porque quienes vuelven a dominar el panorama nacional son los herederos de aquellos que provocaron la Guerra Civil española. O así es, señores, como veo la situación actual del país.
Miguel Massanet Bosch