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Tigre manso, tigre fiero (por Miguel Massanet Bosch)

Publicada el junio 28, 2010 por admin6567
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No siempre se puede decir que los proverbios, fruto de la sabiduría popular, pueden aplicarse a cualquier circunstancia o momento de la vida. Por ejemplo, aquel conocido pensamiento que se atribuye a algún sabio anónimo chino y que, con tanta frecuencia, se menciona como un sinónimo de paciencia y templanza, que reza: “Siéntate a la puerta de tu casa y verás el cadáver de tu enemigo pasar” si lo quisiéramos referir a los affaires políticos y a la manera de enfrentarse a ellos; es muy probable que no fuera muy sensato dejar pasar el tiempo esperando que el rival se desgastase por si mismo. En estos casos se corre el riesgo de que, en lugar de que, el adversario acabe por desfondarse a causa de los efectos de una situación gestionada erróneamente; pudiera suceder que, si se desaprovecha la ocasión para apuntillarlo. Al largarle más sedal, pudiera ocurrir que encuentre un agarradero que le permita resurgir de sus propias cenizas. Y hago referencia a ello porque no sé, a ciencia cierta, si por causa del galleguismo innato del señor Rajoy, esta parsimonia en reaccionar o esta propensión a dejarse enredar en las trampas de un rival poco inteligente pero, sin duda, marrullero y hábil en estos trasteos de la política y el engaño; en determinados momentos de la legislatura, cuando parecía que un ataque a la línea de flotación del PSOE era lo adecuado; que una maniobra valiente de denuncia, sin complejos ni temores, hubieran podido acabar fácilmente con una derrota de su rival político, el PSOE, (que ya llevaba años contra las cuerdas a causa de su horrible gestión del gobierno de la nación; en concomitancia que aquellas fuerzas separatistas que vienen trabajando en la tarea de desmembración de España);no obstante, no ha dado la sensación de que, el PP, haya querido hacerse eco de la insatisfacción del resto de los españoles, dejando pasar las oportunidades, permitiendo que ZP y los suyos, recobraran el aliento y se recuperaran.

Cada día más, y les invito a que lo comprueben, van saliendo en la prensa diaria y otros medios afines, opiniones, quejas, comentarios y apreciaciones que expresan, de forma harto elocuente, cuál es la valoración que la ciudadanía española respecto a los dos grandes partidos nacionales. Si bien es cierto que la mayoría de las evaluaciones negativas que se hacen, van dirigidas a los errores, desgobierno y actuación sectaria y partidista del gobierno del PSOE; no podemos decir, especialmente desde las últimas legislativas, que haya muchos españoles que se vean representados  por el PSOE ni por el PP, pero que, no obstante, están reclamando una tercera vía política que sea capaz de aglutinar a todos aquellos que están descontentos o bien con los socialistas o con los populares, y la mayoría, con ambos. Lo malo es que, hoy por hoy, salvo en lo que se pudiera referir al partido, UPyD, en vías de consolidación y desarrollo, presidido por la señora Rosa Diez (una gran política, pero que debe luchar en solitario para poner orden entre la díscola militancia, de distintas procedencias, con la que debe apechugar), que lidera un partido que, todavía, está verde para hacerles sombra a los dos mastodontes que se vienen repartiendo la gobernabilidad del país.

Lo preocupante de esta situación, de este desengaño generalizado es que, los que debieran ser los verdaderos representantes del pueblo, en lugar de, como viene sucediendo por desgracia, serlo de sí mismos y de sus intereses particulares; en una situación como la que estamos sufriendo, cuando se  le exigen a los ciudadanos sacrificios que suponen tener que renunciar a un nivel de vida mejor, para apretarse el cinturón y encajar las mandíbulas para no gritar de rabia; nos percatamos de que, los únicos que viven a cuerpo de rey y que no han tenido necesidad de hacer ninguna concesión a la recesión son, precisamente, los que nos gobiernan, sean miembros del Gobierno Central o lo fueren de las mismas CC.AA; que continúan despilfarrando el dinero de nuestros impuestos como si, el pagarlos, no significase para los contribuyentes un esfuerzo que, en manera alguna, se ve compensado con una gestión limpia y transparente en su distribución. Estos señores, repito, no se están apercibiendo, como sería su obligación, de que, en España, tenemos 4.600.000 parados, de los cuales 1.500.000 no perciben subsidio alguno y que, más de 1.000.000 de familias, tienen a todos sus miembros en el paro; circunstancia que no parece que, a pesar de lo que nos van diciendo, no parece que vaya a dejar de persistir en los próximos meses o quizá años. Podríamos completar este panorama con los inmigrantes no censados que viven como pueden, cogiendo trabajos esporádicos o, en el peor de los casos, acudiendo a los hurtos, robos o atracos, y juntémoslos con los eternos descontentos, anarquistas, separatistas, progres del lumpen de los barrios bajos y con los activistas interesados en crear una atmósfera de inseguridad, buscando la desestabilización de la nación para pescar en aguas revueltas, que es donde ellos se sienten más a gusto. Verán, (ya que hoy va de proverbios); los chinos tienen uno que resulta muy descriptivo de estas situación que acabo de plantearles, dice así: “Un tigre encadenado se deja conducir por un niño; pero si el que lo lleva, aunque sea un gigante y vaya armado, lo irrita, corre peligro: lo mismo sucede con el pueblo”.

En España ya se habla de que el sistema de pensiones se hace insoportable; se dice que, como no suba el  PIB por encima del 2’5% no se crea empleo ( se pronostica un descenso, para el 2010, de un 0’7% del PIB); se pone en cuestión la posibilidad de que se pueda seguir pagando los 420 euros mensuales a los que no perciben subsidio de desempleo; se está intentando evitar el aumento de las tarifas eléctricas, pero todos sabemos que se va a producir; en julio aumentará el IVA y, a todo esto, el descontento está adquiriendo carta de naturaleza en todos aquellos que no llegan a final de mes, que están entrampados, que temen perder el trabajo o que ya están acabando con sus ahorros viéndose impotentes para afrontar los meses venideros. Una situación peligrosa si, como ya está sucediendo, nos vemos impotentes para darle la vuelta al permanente desconcierto y a los palos de ciego de un Gobierno que ha perdido la brújula de navegar y nos lleva directos al arrecife donde encallaremos, si no se produce un milagro. Aquellos que debieran de dominar a la fiera; los que tendrían la responsabilidad de buscar salidas razonables y pedirle al Gobierno que varíe su política laboral y se favorezca a las empresas con reducciones fiscales, para que se animen a invertir y crear empleo, los sindicatos mayoritarios del país, CC.OO  y UGT; no parecen estar por la labor de “arrimar el hombro”, como repite machaconamente la señora De la Vega, conformándose con asegurarse las ayudas del Gobierno y hacer algún tímido alarde como si, de verdad, estuvieran muy furiosos pero, ni tan siquiera en este aspecto resultan, mínimamente, convincentes.

La Historia de España ha estado, en los últimos siglos, llena de lamentables ejemplos de situaciones parecidas, que dieron lugar a revueltas, manifestaciones y disturbios sociales; todos bajo el mismo signo: la miseria. Las raíces de la Guerra Civil española, se forjaron en la pobreza de unos muchos y la riqueza de unos pocos y, de ahí, salieron los primeros anarquistas que comenzaron a sembrar de muertos las calles de las grandes ciudades, hasta que unos gobiernos, flojos y timoratos, se dejaron superar por el desorden lo que, a la vez, dio lugar al germen de la reacción ante tanta anarquía, que acabó con el levantamiento del 18 de julio de 1.936. Nunca pensamos, los que vivimos aquellos tiempos, que podrían volver a darse los mismos parámetros, sin embargo, ya no estamos tan seguros de que estuviéramos en lo cierto.

 

Miguel Massanet Bosch

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Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
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