Presidente: ¡Así no nos puedes ayudar! Ayer intentaste ponerle los cascabeles a los gatos. «Te equivocastes», porque ahora son tigres, a un gato le pasas la mano por el lomo y le dices misi, misi, y posiblemente te deje que le pongas un cascabel. Lo peor que te podría pasar es que te llevaras algún arañazo, que con mercromina se puede curar. Pero, insensato de ti, te atreviste a meterte en una jaula con tigres, y esos no se conforman con un simple arañazo, esos te comen entero, como están haciendo con nosotros, los pequeños y medianos empresarios. Cierto es también, que algunos de ellos, en momentos especiales y con las garantías y avales necesarios (que son muchos) se convierten en gatos monteses, que no te comen entero, pero sí alguna parte importante (un brazo, una pierna, o mayormente un ojo de la cara). Pero para que esto ocurra (como mal menor), y no pierdas (el dinero o la vida, que diría tu atracador particular), tienes que presentar avales suficientes, tú y tus proveedores, en cuantía tal que sobrepasen en el doble, triple o más, lo que te podrían prestar, para asegurarse al mil por cien que luego lo vas a devolver. Por eso creo, que perdiste el tiempo y gran parte de nuestras escasas esperanzas, si es que nos quedaban algunas todavía.

Si verdaderamente quieres ayudarnos, y todo lo que estás intentando hacer para resolver nuestros problemas y los del resto de españoles, es cierto, y no es producto de ingeniería de marketing electoral, de color principalmente blanco (dicho sea sin intención), toma medidas serias, efectivas, y sobre todo super-rápidas, si no quieres que uno de los principales motores de la economía del país se quede definitivamente sin aceite (le queda sólo el culo con perdón), y se gripe, con lo que ya no tendría solución.

La primera y principal medida que tendrías que tomar sería que el dinero que estás habilitando para las entidades financieras, lo hagas llegar de forma directa y rápida a los pequeños y medianos empresarios, de la forma que sea, sin pasar por las garras, perdón, manos de ningún banco o caja, que no se lo merezca, que excepciones posiblemente las haya, ya que de otra forma no llegará nunca a nosotros, si no les damos garantías más que suficientes, como te he explicado anteriormente.

La segunda, y tan urgente como la primera, bájanos los impuestos, de todo tipo, en cuantía y tiempo suficientes hasta que mejore sensiblemente la situación actual.

Tercero, y casi más importante que todo lo anterior, no consientas de la forma que sea, que encima de que podamos perder nuestros negocios, locales y demás bienes, que hayamos podido acumular en toda nuestra vida empresarial, encima tengamos que perder, por la voracidad de esas fieras las casas donde viven nuestras familias. Eso, querido presidente, es infame, intolerable, inadmisible, vejatorio, usurero y vergonzoso (por decir algo) pues no existe calificativo que pueda aplicarse a ese monstruoso latrocinio.

Haz un decreto ley, sin derecho a réplica, que evite que las familias que tengan que pasar por perder todos sus bienes, tengan que perder también sus hogares. Y que las fieras sólo nos coman lo que el gato montés, un ojo de la cara, pero que no nos coman enteros, como nos quieren comer.

Presidente, si de paso consigues que no se rían de nosotros cuando vamos a que nos revisen el euríbor de nuestras hipotecas. Hoy salía en el periódico que estaba al 2,6%, y en mi caja me han dicho que estaba al 4,55%, que lo que dicen los periódicos es mentira. Entonces siempre te tendremos que votar (no botar), que parece que es lo mismo, pero no es igual.

Si consigues algo de todo lo anterior, serás recordado como un buen domador, a la vez que un buen presidente. Pero permíteme que lo dude, y mucho, porque ponerle un cascabel a un gato (no montés) ya te he explicado cómo lo debes hacer, pero para ponérselo a un tigre, que te lo explique Dios, que es al que te tendrías que encomendar, para poder sacarnos de esta penosa e injusta situación.

Que él te ampare, porque te va a hacer falta, a ti, a todos nosotros, y a los demás.

Por eso, de corazón te deseo toda la suerte del mundo, amigo presidente, pues tu suerte será la de todos los españoles.

PS: Quedo a tu entera disposición por si quieres algún consejo más de un empresario que creo piensa como todos los demás para que no nos quiten, por lo menos, nuestras casas y nuestra dignidad, y si es posible, que en vez de comernos nos dejen… trabajar.