Encuesta de Metroscopia / Barómetro de septiembre
- El 84% de los votantes (el 59% de los del PP) no tiene confianza en el presidente
- La gran mayoría de quienes le eligieron en 2011 considera que improvisa
Fernando Garea Madrid (Publicado en El País, aquí)
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Mariano
Rajoy nunca ha tenido vocación de líder que arrastre ciegamente a sus
votantes. Las encuestas siempre han reflejado que era visto como mal menor, que
no entusiasmaba ni ilusionaba pero era el instrumento para ganar elecciones,
aunque impulsado por las circunstancias, y podía ser el presidente para salir de
una
situación difícil. Después de más de ocho meses en el Gobierno, la encuesta
de Metroscopia para EL PAÍS muestra el desencanto y el deterioro
notable de su imagen, incluso entre sus propios votantes, con un rechazo
mayor que el que provocan las siglas del PP. La marca de los populares está
dañada y ha desperdiciado nueve puntos de ventaja con respecto al PSOE desde las
elecciones de noviembre de 2011, pero el desgaste del presidente es mucho más
acusado que el de su partido.
La imagen de Rajoy aplicando medidas
distintas de las incluidas en su programa electoral, sin un relato claro
como presidente e improvisando para hacer frente en cada momento a los
acontecimientos tiene reflejo claro en el sondeo, porque en el último mes ha
caído en ocho puntos su valoración y el saldo negativo entre los que aprueban y
desaprueban su gestión es de 52 puntos porcentuales. Los ciudadanos no suelen
perdonar la impostura y, en este caso, los votantes del PP que apoyaron un
programa que, por ejemplo, excluía más impuestos y ahora ven como se incumple
con la subida del IVA, castigan a Rajoy con una mínima aprobación de su gestión
(54%, frente a 39% que lo desaprueban).
Crece también ocho puntos en un mes la desconfianza de los ciudadanos en
Rajoy. La desilusión y desafección de los votantes populares se refleja
directamente en que hay más electores del PP que desconfían de Rajoy (59%) que
los que aún mantienen la fe en el presidente del Gobierno (40%). “Quien
me ha impedido cumplir mi programa ha sido la realidad”, adujo el presidente
en Abc la pasada semana y ahora la encuesta muestra que ha provocado una brecha
creciente con su electorado. Un 70% de los ciudadanos asegura que Rajoy
improvisa y ya son mayoría los votantes del PP que respaldan esa tesis
crítica.
Casi todos los efectos negativos de la gestión del Gobierno han recaído sobre
los hombros de su presidente, aunque no haya tampoco ningún
ministro con valoración positiva. Su credibilidad se ha desplomado a una
velocidad más acusada que la de sus predecesores, José María Aznar y José Luis
Rodríguez Zapatero, que acabaron sus días sepultados por las dudas hacia su
palabra. Aznar dijo lo de “créanme, hay armas de destrucción masiva” y perdió su
credibilidad, y Zapatero sepultó la suya con la negación de la crisis y
aplicando luego medidas alejadas de su proyecto. Rajoy ha tardado solo ocho
meses.
En estimación de voto, el PP no ha cambiado en un mes, lo que quiere decir
que la marca ha frenado la caída por el malestar ciudadano ante la crisis, la
ausencia de expectativas para ver el final del túnel y la dureza de medidas como
la subida del IVA y los recortes de sanidad y educación, entre otros. Al menos,
el verano ha frenado el desgaste. Si hubiera ahora elecciones, tendría el 30,9%
de los votos, casi 14 puntos por debajo del resultado que logró hace ocho
meses.
Esa situación tiene reflejo en la caída de la fidelidad de voto, porque solo
uno de cada dos votantes del PP (52%) estaría dispuesto a repetir si hubiera
elecciones en este momento. Desde el 20-N esa fidelidad ha caído en más de 40
puntos porcentuales, sus votantes han dejado de estar movilizados o están ya
desilusionados. Con estos datos es aún más evidente el riesgo que corre el PP en
las elecciones autonómicas gallegas del 21-O. Si se plantean como un plebiscito
de la gestión de Rajoy, asume ser castigado en las urnas con Alberto Núñez
Feijóo como persona interpuesta. Eso explica el interés de los socialistas por
meter a Rajoy en campaña y, en paralelo, el empeño del PP gallego por sacar al
presidente del Gobierno de sus actos. Algo parecido, salvando las distancias, a
lo que le pasó a Zapatero al final de su mandato, cuando sus barones regionales
evitaban su presencia en la campaña. Y queda aún el efecto del previsible
rescate europeo y las condiciones que imponga Bruselas.
La encuesta no mide expresamente el efecto de las disputas en el PP por el
caso Bolinaga y la opinión ciudadana ante la excarcelación del etarra. Sin
embargo, sí es coherente el resultado con la brecha que el Gobierno puede estar
abriendo con los votantes del PP, que se suma a la ya constatada sobre las
decisiones económicas que ha ido adoptando.
Por eso, el sondeo es compatible con la preocupación de La Moncloa y la
dirección del PP por la distancia que el caso pone con una parte de sus bases,
la que tiene como imagen visible a Jaime Mayor Oreja y a Esperanza Aguirre, y en
el fondo al propio Aznar que, según fuentes del partido, ha hecho saber su
disgusto por la gestión de este asunto.
El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, responsable del caso, aunque
con respaldo directo del presidente del Gobierno, baja ligeramente en su
valoración.
La del conjunto del Ejecutivo no mejora la de su presidente y también es
negativa. No aprueba ninguno de los ministros; el titular de Educación y
Cultura, José Ignacio Wert, es el peor valorado, seguido de la ministra de
Empleo, Fátima Báñez; y el que tiene mejor imagen es el de Defensa, Pedro
Morenés, pero a la vez es el menos conocido.
Los únicos datos positivos para Rajoy y su Gabinete son los del principal
partido de la oposición y su líder, Alfredo Pérez Rubalcaba. El secretario
general del PSOE sigue lastrado por la gestión del Gobierno de Zapatero, en
busca del grado conveniente de dureza en su labor de oposición. En un mes ha
crecido en seis puntos porcentuales la cifra de españoles que desconfía de él y
la brecha con su electorado es también enorme: una mayoría de votantes
socialistas desaprueba su gestión como líder de la oposición y un 76% tiene poca
o ninguna confianza en él. La estimación de voto del PSOE baja en 0,5 puntos en
un mes y 4,6 puntos desde las elecciones generales.
El desplome de los dos principales partidos, como consecuencia del malestar
ciudadano frente a los políticos, tiene tres claros beneficiarios: la
abstención, UPyD e Izquierda Unida. Según la estimación de Metroscopia, en este
momento la participación electoral sería del 60%, es decir, diez puntos menos
que la registrada en noviembre de 2011. Con la precaución de que en este momento
no hay elecciones convocadas y, por tanto, no hay movilización, esa sería la
menor participación desde la aprobación de la Constitución.
En cuanto a IU, la federación que encabeza Cayo Lara, rentabiliza desde la
izquierda el malestar ciudadano y mantiene un 12,4% de estimación de voto, muy
cerca de doblar el 6,9% que logró el 20-N. UPyD consolida el 9,8%, más del doble
de su resultado en noviembre (4,7%). El partido de Rosa Díez se beneficia del
rechazo de los encuestados a los dos grandes partidos, del descrédito de las
instituciones y del pesimismo ante la crisis, con su discurso cuestionando el
funcionamiento del sistema y pidiendo cambios en el Estado autonómico.

Hay que manifestar contra el gobierno que no hace su travajo como deve ser, pero hay que ser realista tambien.
En tiempos de crisis haci fuerte y dura, hay que dar la mano al gobierno y buscar la manera para ayudarlo.