Bienvenidas y bienvenidos nuevamente a “La Vanguardia de Cuenca”, un espacio digital donde convergen las voces, historias y pensamientos que nacen de esta tierra plural y sabia, o que simplemente la eligen como punto de encuentro para el diálogo y la inspiración. Iniciar este blog personal es, ante todo, un acto de confianza y apertura: la invitación a recorrer juntos senderos conocidos y territorios inexplorados, unidos por la curiosidad y el deseo de comprender, narrar y transformar la realidad cotidiana.
El pasado día 27 de agosto recibí una notificación de TypePad confirmando oficialmente que el servicio se desconectaría permanentemente el 30 de septiembre, eliminando todos los blogs y publicaciones alojados en su plataforma. Esto nos dejó a usuarios actuales y antiguos con poco más de un mes para exportar y rescatar cualquier contenido que deseáramos conservar. Lo curioso es que apenas en marzo de este año, representantes de la compañía aseguraban que ‘no había planes’ de cerrar el servicio, lo que generó sorpresa y cierta frustración entre la comunidad. La empresa no ha proporcionado una razón específica para esta decisión, limitándose a calificarla como ‘difícil’ en su comunicado oficial.
Me puse inmediatamente manos a la obra para que el gran trabajo de años no desapareciera, y, con la ayuda de manos expertas, salvamos todo aquel material, migrado a la presente bitácora alojada ahora en WordPress, tras superar los inconvenientes reportados por ese cierre. Fue una clausura que, en particular, nos recuerda la fragilidad de lo digital y la importancia de tener copias de seguridad de nuestro contenido valioso. Aunque servicios como Blogger, WordPress.com y otras plataformas siguen operando, el caso de TypePad sirve como alerta para todos los creadores de contenido. La lección es clara: nunca confíes ciegamente en que un servicio online será eterno.
¿Por qué “La Vanguardia de Cuenca”?
El nombre de este blog no es casual; representa una intención y una actitud. “Vanguardia” evoca la idea de avanzar, de explorar más allá de los límites, de no conformarse con el relato oficial ni con las respuestas fáciles. Es un homenaje tanto a quienes, antes que nosotras y nosotros, abrieron caminos en Cuenca —desde artistas, poetas y periodistas, hasta personas anónimas que han impulsado cambios silenciosos—, como a quienes hoy siguen apostando por la creatividad, la reflexión crítica y la esperanza.
Cuenca, con sus calles de piedra, sus ríos y barrancos, sus plazas llenas de vida y de historia, es más que un escenario: es una protagonista. Aquí confluyen tradiciones centenarias y nuevas formas de mirar el mundo. Aquí el pasado dialoga con el presente, y el futuro se construye cada día con pequeños gestos y grandes sueños.
La voz detrás del blog
Quien escribe estas líneas es, ante todo, una persona con deseos enormes de ilustrarse y compartir. Esta ventana digital resurge con su espíritu inicial, centrado en la necesidad de expresar inquietudes, de celebrar lo cotidiano y lo extraordinario, de dar luz a historias que pasan desapercibidas, y también de abrir el debate sobre los temas que nos atraviesan como comunidad. No busco sentar cátedra, sino provocar preguntas, suscitar conversaciones y, desde luego, escuchar a quienes decidan sumarse con sus comentarios, sugerencias y matices.
Temáticas y horizontes
¿Qué encontrará aquí quien navegue por “La Vanguardia de Cuenca”? La respuesta es tan amplia como la propia provincia, la capital de ésta y su gente. Desde crónicas urbanas y rurales, reseñas culturales, entrevistas a personas que hacen de Cuenca un lugar especial, hasta relatos breves, reflexiones sobre el día a día, imágenes capturadas al vuelo y recomendaciones literarias, musicales o gastronómicas. También habrá espacio para la memoria colectiva y para el análisis de los desafíos que enfrentamos como sociedad: la sostenibilidad, la igualdad, la participación ciudadana, la defensa del patrimonio y la innovación, entre otros.
Este blog es también un laboratorio de ideas: aquí se experimentará con formatos, estilos y recursos narrativos, buscando siempre la autenticidad y el respeto por la diversidad de voces. Cada entrada será una invitación a mirar de nuevo lo que creemos conocer, a dejarse sorprender y, por qué no, a responder con otra historia, una imagen o una pregunta.
El compromiso: honestidad, pluralidad y cercanía
En “La Vanguardia de Cuenca” hay tres compromisos inquebrantables. El primero es la honestidad: aquí no se maquillarán los hechos ni se buscará complacer a todas las personas. Se narrará desde la vivencia, con el reconocimiento de las propias limitaciones y la apertura al error y la rectificación. El segundo es la pluralidad: este blog está abierto a colaboraciones, al testimonio de quienes han hecho de Cuenca su casa o su inspiración, sin importar la procedencia, la edad ni la mirada. El tercero es la cercanía: se busca una relación directa, franca y cálida con las y los lectores, donde el desacuerdo sea bienvenido y el respeto sea siempre el suelo común.
Un llamamiento a la participación
Nada de esto tendría sentido sin quienes leen, comentan, comparten y enriquecen el blog con su presencia, aunque sea silenciosa. Por eso, este prólogo de reapertura es también una invitación explícita a participar: a enviar textos, fotos, sugerencias, a proponer temas y a ser parte activa de esta comunidad digital. Cuenca es tan grande como quienes la cuentan; “La Vanguardia de Cuenca” quiere ser altavoz y puente, pero también escucha atenta y espacio de acogida.
Mirar hacia adelante
La aventura que comienza con este blog está llena de incertidumbres, pero también de posibilidades. En un mundo donde la información circula a velocidad vertiginosa, donde el ruido a menudo silencia lo esencial, apostar por un espacio de reflexión, profundidad y encuentro es casi un acto de resistencia. Aquí se buscará detener el tiempo, mirar con otros ojos, entender la complejidad y celebrar la belleza, incluso en los detalles más sencillos.
Agradezco a quienes se asomen por primera vez a este rincón y a quienes decidan regresar. Cada visita, cada palabra y cada silencio serán parte de una historia colectiva que apenas empieza a escribirse. Ojalá “La Vanguardia de Cuenca” sea, para todas las personas que pasan por aquí, un lugar donde reconocerse, cuestionarse, emocionarse y, sobre todo, sentirse acompañadas en este viaje.
Epílogo para un prólogo
Con estas palabras, queda abierta otra vez la puerta de “La Vanguardia de Cuenca”. Queda inaugurada una travesía sin mapa fijo, pero con brújula: la pasión por contar, comprender y conectar desde este rincón del mundo que, aunque pequeño en el mapa, es inmenso en historias. Que cada entrada sea una chispa y cada visitante un cómplice en la tarea de construir nuevos relatos y miradas.
Bienvenidas y bienvenidos. La aventura apenas comienza.