Skip to content

La Vanguardia de Cuenca

Intereses: comunicación y actualidad en general, weblogs, sociedad, política

Menu
  • INICIO
  • BIOGRAFÍA
  • PUBLICACIONES DEL AUTOR
  • Instagram
  • Facebook
  • X
Menu

Perspectivas de la democracia a largo plazo (por Gabriel Jackson)

Publicada el agosto 17, 2012 por admin6567
Compartir

¿Por qué se ha convertido la confianza en el Estado de bienestar en desesperanza?

Gabriel Jackson (Publicado en El País, aquí)

Desde aproximadamente el año 2007, mis lecturas y conversaciones me han
dejado la firme impresión de que en todos los países “avanzados” de Europa, las
Américas y Asia, la gente de las más diversas creencias políticas y capacidades
intelectuales, desde la derecha moderada hasta la extrema izquierda, está
profundamente desanimada acerca del futuro político-económico de sus países.

A fin de cuentas, el siglo XX parecía prometedor. Las potencias democráticas
capitalistas y la Unión Soviética derrotaron al fascismo (con las importantes
excepciones de España y Portugal) en la Segunda Guerra Mundial, y durante el
periodo que la siguió la mayoría de los regímenes imperialistas europeos en
África y Asia fueron sustituidos por soberanías locales. Asimismo, entre 1945 y
1990, la guerra fría hizo ver, a todos aquellos que no estaban cegados por
dogmas ideológicos, que el capitalismo, bajo los auspicios políticos
democráticos, era muy superior al socialismo autoritario del imperio soviético
estalinista y posestalinista, un imperio que, afortunadamente, se disolvió sin
que se produjera una guerra. En los años noventa, la mayoría de los
conservadores moderados y los socialdemócratas estaban de acuerdo en que el
Estado de bienestar (la combinación de una economía generalmente capitalista con
democracia política, y con servicios sociales que garanticen un mínimo de salud,
educación y de sustento a todos los ciudadanos) representaba el probable futuro
para una parte sustancial de la humanidad.

¿Por qué, y cómo, ha sido desplazado el razonable optimismo de los años
noventa por la literal desesperanza a partir de 2007? Un factor muy importante
es el resultado de la victoria del capitalismo democrático en la guerra fría.
Por autoritarios e ineficientes que fueran la agricultura, la vivienda, la
asistencia sanitaria y el sistema de pensiones soviéticos, lo cierto es que, de
algún modo, funcionaban. Y que había escuelas públicas en las que se enseñaba en
las docenas de lenguas habladas por pequeñas, pero culturalmente reconocidas,
nacionalidades. Durante la guerra fría, todos los Gobiernos capitalistas
conocían esas políticas y adoptaron la sabiduría política de mantener sus
propios servicios sociales. Pero, una vez disuelta la Unión Soviética, los
conservadores americanos y europeos no vacilaron en atacar al Estado de
bienestar como derrochador, inasumible a largo plazo, etcétera.

Predican austeridad cuando lo más necesario y urgente son
los programas de obras públicas

Otros tres factores de inquietud sobre el futuro son la llegada del cambio
climático, el rápido incremento de la población mundial y el claramente
predecible agotamiento de muchos recursos naturales. A partir de 1990, solo la
comunidad científica y quienes vivían cerca del nivel del mar o próximos a los
deshielos estaban plenamente convencidos del cambio climático. También algunas
de las pruebas que se hicieron públicas pudieron ser convincentemente rebatidas
debido a errores técnicos y a controversias profesionales entre científicos.
Pero el número cada vez mayor de tormentas, sequías, inundaciones y cambios de
temperatura de los últimos años ha convencido a la mayoría de la gente de que el
cambio climático se está produciendo realmente, con efectos que requieren de una
seria y específica cooperación internacional que apenas ha comenzado a tener
lugar.

Y llego así a la cuestión de qué se necesita hacer durante las próximas
décadas si queremos superar la muy comprensible desesperanza del presente. En
los dos siglos pasados, el sistema capitalista ha tenido mucho éxito en lo
concerniente a la invención, la producción en masa y la distribución comercial
de todo tipo de bienes y servicios. Pero es un sistema amoral, que no asume una
voluntaria responsabilidad en favor de las libertades y el bienestar físico de
la población en su conjunto. La justicia, la educación general sin distinción de
clase social, así como las condiciones de trabajo en las fábricas y en las minas
se deben a logros de Gobiernos elegidos democráticamente y de sindicatos. La
acción política siempre ha sido necesaria para alcanzar cierto grado de justicia
económica.

La acción política también es necesaria para poner límites a las nuevas
formas de la actividad capitalista que se han desarrollado desde la invención de
las computadoras y de la capacidad de mover capitales a cualquier lugar del
planeta en cuestión de fracciones de segundo. Al ser el capitalismo un sistema
amoral de comportamiento económico, no tiene importancia alguna para el
presidente de un banco o para el gestor de hedge funds si alguien se
hace multimillonario inventando un teléfono excelente, útil para millones de
personas, o ganando su apuesta sobre el precio que tendrá el brócoli en los
mercados de futuros recientemente establecidos.

Un eficaz control del sistema financiero requiere que un
amplio porcentaje de los electores se instruya en el funcionamiento del sistema
capitalista

Solo los Gobiernos elegidos democráticamente pueden poner bajo control ese
tipo de locura financiera. De hecho, el Congreso de Estados Unidos aprobó en
1933 la Glass-Steagall Act, que regulaba el sistema bancario separando la banca
de depósito, para administrar depósitos y préstamos relativamente pequeños a
negocios y a familias, de la banca de inversión, para operar con grandes y
arriesgadas inversiones en nombre de clientes que ganaban su vida invirtiendo en
costosas actividades de otras personas e instituciones.

La Ley Glass-Steagall protegió los ahorros de millones de familias
estadounidenses hasta que, bajo la fuerte presión de Wall Street, fue derogada
en 1999. Una década más tarde, cuando las enormes bancarrotas de 2007 y 2008
comenzaron a ser investigadas, se pudo saber que muchos bancos, liberados de las
reglas de inversión de la Ley Glass-Steagall, habían perdido millones de dólares
“invertidos” sin conocimiento de sus propietarios, y en muchos casos perdidos
sencillamente en operaciones especulativas multimillonarias. A los bancos se les
salvó luego con dinero de los contribuyentes, con el consentimiento del
presidente Bush, seguido después por el consentimiento del presidente Obama,
convencidos ambos por asesores de Wall Street de que el sistema financiero
norteamericano al completo se derrumbaría si no era rescatado por los ahorros de
millones de personas que nada tenían que ver con las insensatas especulaciones
de la década que precedió a la actual depresión que comenzó en 2007 y que
todavía nos acompaña.

Algo que es de una necesidad incuestionable, y que recientemente ha comenzado
a ser recomendado por algunos de los mismos banqueros que guiaron el acoso a la
Ley Glass-Steagall, es renovar la separación entre bancos de ahorros y bancos de
inversiones. Lo que a mi vez me lleva a afirmar que un eficaz control de los
sistemas financieros nacionales e internacionales requiere que un amplio
porcentaje de los electores se instruya en el funcionamiento del sistema
capitalista. Wall Street y sus equivalentes en otros países avanzados nunca
aceptarán una verdadera regulación sin sostener una encarnizada lucha,
financiada por millones de dólares procedentes de grupos de presión. Los
legisladores que reciben apoyo electoral de acaudalados capitalistas nunca
votarán a favor de controles financieros a menos que sus electores demuestren
que tienen un conocimiento general de cómo funciona el sistema. En estos últimos
años, tanto en España como en Estados Unidos, me propuse preguntar a personas
que se manifestaban qué tipo de control legislativo les pedirían establecer a
sus representantes electos. A menudo la pregunta les sorprendía. Las respuestas
solían ser muy emocionales, muy condenatorias del capitalismo existente, pero
preocupantemente imprecisas en cuanto a su contenido real.

Finalmente, hay otro obstáculo tremendo de cara a la resolución de esta
presente y severa depresión. La mayoría de los banqueros, tanto norteamericanos
como europeos, están viviendo todavía en los comienzos del siglo XX, antes del
desarrollo de la socialdemocracia escandinava, antes del new deal de
Franklin Roosevelt, antes del Estado de bienestar que demostró la superioridad
de la socialdemocracia europea sobre el socialismo autoritario. Predican
austeridad y más austeridad, cuando lo inmediatamente necesario son los
programas de obras públicas que proporcionen el necesario sustento a los ahora
desempleados y a sus familias, y que de ese modo se regeneren las actividades
económicas de todo tipo. La supervivencia de la democracia política exigirá una
bien informada regulación democrática del sector financiero.

Gabriel Jackson es historiador.

Traducción de Juan Ramón Azaola

0 comentarios en “Perspectivas de la democracia a largo plazo (por Gabriel Jackson)”

  1. pdf firmado digitalmente dice:
    agosto 25, 2012 a las 4:02 pm

    La democracia quiere decir gobierno por los cuidadones.
    El gobierno tiene que intentar hacer lo que puede para que el publico puede vivir mejor, que no hubieran diferencias economicos y sociales entre los cuidadones.

    Responder

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Juan Andrés Buedo: Soy pensionista de jubilación. Durante mi vida laboral fui funcionario, profesor, investigador social y publicista.
  • Actualidad
  • Administración Pública
  • Ciencia
  • Cine
  • Comunicación
  • Cultura
  • Deportes
  • Economía
  • Educación
  • Gastronomía
  • Historia
  • Juegos
  • Libros
  • Literatura
  • Medio ambiente
  • Música
  • Pensamiento político
  • Política
  • Religión
  • Sociedad
  • Sociedad de la Información
  • Televisión
  • TIC y Sociedad del Conocimiento
  • Uncategorized
  • Urbanismo y Arquitectura
  • Viajes
  • Web/Tecnología
  • Weblogs

Recent Posts

  • España en llamas-III (por Eulalio López Cólliga)
  • EPISODIOS PROVINCIALES. 19 – La Diputación de Cuenca: entre andanadas improvisadas y enchufismo mal disfrazado (por Juan Andrés Buedo)
  • Discrepancia política, colaboración interadministrativa y sentido de Estado: el ejemplo de los incendios (por Juan Andrés Buedo)
  • España en llamas-II (por Eulalio López Cólliga)
  • España en llamas-I (por Eulalio López Cólliga)

Recent Comments

  1. Fuente en Las puñeteras abstracciones (por Miguel Massanet Bosch)
  2. Fuente en Donde se habla de profetas mesiánicos, dinero negro y separatismo (por Miguel Massanet Bosch)
  3. Fuente en Rajoy niega haber recibido dinero negro y presentará sus declaraciones de la renta
  4. euromillones en Miles de personas se manifiestan contra el paro y los recortes en servicios públicos
  5. central park en ¿Hacen falta cambios en el gobierno de Rajoy? (por Miguel Massanet Bosch)
© 2025 La Vanguardia de Cuenca | Desarrollado por Superbs Tema de blog personal